viernes, 8 de marzo de 2024

L'APOTHÈOSE Y TELEMANN, UNA COMBINACIÓN GANADORA

XLI Festival de Música Antigua de Sevilla 2024. L’Apothéose: Dorothee Oberlinger, flauta dulce; Josep Domènech, oboe; Eyal Streett, fagot; Laura Quesada, traverso; Víctor Martínez y Roldán Bernabé, violines; Kepa Arteche, viola; Carla Sanfélix, violonchelo; Asís Márquez, clave. Programa: Telemann Concerti (Conclusion en mi menor TWV 50:5 de Tafelmusik; Conciertos para flauta dulce y fagot en Fa mayor TWV 52:F1; para oboe en do menor TWV 51:c1; a 4 en la menor TWV 43:a3; para flauta dulce en Do mayor TWV 51:C1; y para flauta dulce y traverso en mi menor TWV 52:e1). Espacio Turina, jueves 7 de marzo de 2024


Arrancamos nuestro particular recorrido por el Festival de Música Antigua de Sevilla, cuando ya lleva celebrados dos conciertos (La Fonte Musica y Marta Mathéu Ensemble) y un evento (Ministriles Hispalensis), y otro concierto abortado por enfermedad del tiorbista Daniel Zapico, con una excelente demostración de versatilidad, musicalidad y vivacidad a cargo del conjunto español L’Apothèose, todo un referente joven y reciente de la interpretación musical con criterios historicistas y renovadas estéticas tanto en nuestro país como fuera de él. El primero de los conciertos que el Femás propone en colaboración con el Centro Nacional de Difusión de la Música, del que el conjunto fue artista residente en la temporada 2019/20, resultó un dechado de color y vitalidad tan contagiosa como la excelsa música de la que se hizo responsable, un ramillete de originales y variopintos conciertos de Telemann que obligaron a la flautista alemana Dorothee Oberlinger, apenas unos meses después de actuar en este mismo Espacio Turina junto a la Barroca de Sevilla, a mantenerse en el escenario durante todo el concierto, haciendo acopio de sus agilidades y su inimpugnable dominio del fraseo y la respiración. Una experiencia agotadora para ella, embelesante para el numeroso público asistente.

Su formación en cuarteto obliga a L’Apothèose a reunirse con amistades convenientes para erigir un concierto como el de anoche, en este caso con la flautista aludida, los habituales de la Barroca de Sevilla Eyal Streett al fagot y Kepa Arteche a la viola, el violinista Roldán Bernabé y el excelente oboísta Josep Domènech. Juntos lograron que un monográfico como éste no resultara monótono ni rutinario, gracias en gran medida a la enorme diversidad del infinito catálogo de conciertos del compositor alemán. La combinación de flautas dulce y traverso de Oberlinger y Laura Quesada deparó una Conclusion en mi menor, con la que culmina la primera de las tres partes del Tafelmusik o Música para banquetes de Telemann, ágil y desenfadada, perfectamente ensamblada con la complicidad de la sedosa cuerda y la magnífica ayuda brindada por el continuo de Carla Sanfélix al violonchelo y Asís Márquez al clave, constantes que se mantuvieron todo el concierto. A la delicadeza afrancesada de esta pieza siguió un sensacional Concierto para flauta y fagot en el que Oberlinger y Streett jugaron a las dobles voces y las imitaciones con un rigor y una frescura fluida y sincera, de timbres aterciopelados y con la nobleza de espíritu que supo imprimir el fagotista a su intervención.


Domènech dio también muestra de versatilidad y agilidad, sumadas a un control absoluto de la respiración y el legato, en el Concierto para oboe en do menor seleccionado para la ocasión, mientras en el muy original y camerístico Concierto en la menor TWV 43:a3, el cuarteto formado por Oberlinger, Streett, Domènech y Víctor Martínez al violín, con el apoyo del continuo, evidenció una enorme complicidad con ademanes decisivos y un concepto de musicalidad extraordinario. Otra exhibición de virtuosismo de la flautista alemana, quizás algo agotada en los pasajes más reposados en los que las líneas sostenidas evidenciaron alguna que otra escasez de aliento, dio paso a otro tour de force entre ella y Quesada con resultados de nuevo espectaculares y altamente estimulantes, hasta que una propina en forma de broma musical cerró definitivamente tan inspiradora cita.

Fotos: Luis Ollero

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