Dirección Enrique Urbizu Guión Enrique Urbizu y Michel GaztambideFotografía Unax Mendía Música Mario de Benito Intérpretes Jose Coronado, Rodolfo Sancho, Juanjo Artero, Helena Miquel, Pedro María Sánchez, Nadia Casado, Karim El-Kerem
Estreno 23 septiembre 2011
Elevada a categoría casi de obra maestra desde su muy celebrado paso por San Sebastián, aunque finalmente no se vio reflejado en los premios, nos encontramos sin embargo ante un film mejorable en más de un aspecto. Quizás por ser un género poco cultivado en nuestro cine, el policíaco, y con un tratamiento muy identificable con el cine negro clásico americano, la película de Urbizu, que ya nos presentó una estimable cinta también de este género en 2002, La caja 507, ha sido recibida con entusiasmo y cierto beneplácito. Pero lo cierto es que partiendo de una premisa muy prometedora, como es una doble investigación a ambos márgenes de la ley que deviene en un asunto de extrema gravedad y trascendencia internacional, el guión va tropezando una y otra vez con convencionalismos varios, suposiciones que siempre resultan acertadas, y una cierta falta de ritmo que no sólo impide que apenas logremos engancharnos con la trama, sino que además se malogre un conjunto que sobre el papel debía haber resultado fascinante. Al final parece que el espectáculo se haya confiado a un solo personaje, secundado convenientemente por buenos intérpretes dando vida a personajes cuya importancia se ve muy alejada de la del protagonista, interpretado por un Jose Coronado también mejorable. Y es que si bien es cierto que carga con la mayor parte de la responsabilidad de la cinta, y lo hace con solvencia y hondura, su caracterización contiene algunos pliegues y desaciertos que provocan que no podamos hablar de un trabajo impecable. Con todo hay un esfuerzo de producción notable, si bien lastrada en aspectos como una pésima banda sonora o un clímax que no acaba de cuajar. Existe también un saludable afán de no salirse de la raya, no chirriar, algo tan difícil en el cine español, que logra nuestras simpatías, aunque pueda ensombrecerlas la decepción derivada fundamentalmente de una trama no muy bien tejida ni desarrollada como cupiera esperar. Al final parece como si todo hubiese sido tratado con la misma ambigüedad y falta de intenciones con las que en tierras del realizador se lidia el terrorismo.
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