Reino Unido-Alemania-Canadá 2011 99 min.
Dirección David Cronenberg Guión Christopher Hampton, según su obra teatral “The Talking Cure”, basada en la novela de John Kerr “A Most Dangerous Method” Fotografía Peter Suschitzky Música Howard Shore Intérpretes Michael Fassbender, Keira Knightley, Vigo Mortenssen, Vincent Cassel, Sarah Gadon Estreno en España 25 noviembre 2011
Esperada con impaciencia, tras cuatro años de inactividad, la nueva película de David Cronenberg no ha podido resultar más decepcionante. Y no porque no cuente con múltiples atractivos a priori, como la fotografía de Peter Suschitzky, inseparable del realizador canadiense desde finales de los 80, la música de Howard Shore, que le ha acompañado siempre, y la producción de Jeremy Thomas, responsable de El último emperador, Pina y otros trabajos de Cronenberg, como El almuerzo desnudo. Sin olvidar que tras el guión está Christopher Hampton, siempre recordado por adaptar Las amistades peligrosas para Stephen Frears, que en esta ocasión adapta su propia obra teatral. Hablarnos sobre los inicios del psicoanálisis de Freud en relación a los impulsos y represiones sexuales tampoco parecía mal asunto, y desde luego conecta mucho con la temática habitual en el director de Inseparables. Y sin embargo qué poco interés despliega esta tediosa y aburridísima película, lastrada además por una irritante sobreactuación de la ya habitualmente exagerada Keira Knightley. Últimamente parece que los grandes autores languidecen en una preocupante crisis de ideas debida quizás a un envejecimiento repentino. Si el realizador ha buscado en la ambientación un tono irreal e idílico, no tenemos nada que decir; pero si no es así, no hay quien se crea el entorno en el que se desarrollan las anodinas anécdotas de esta irrelevante película, artificiosos y pretenciosos en su blanco esteticismo. Por si fuera poco resulta muy irritante que bajo un prisma de supuesta progresía y modernidad, el tema sea tratado en realidad con tanta mojigatería y ridículo misterio. Lo único destacable al final es la inquietante banda sonora de Shore, en el que combina sugerentes temas originales con fragmentos de una trascripción directamente realizada para el film por el gran pianista Lang Lang de El idilio de Sigfrido de Wagner. Lástima que esta ocurrencia devenga de la tesis sostenida en novela, teatro y film de la búsqueda del ser impoluto, ilimitadamente puro y digno, representado en la figura del héroe mitológico alemán al que Wagner dedicó una tetralogía de la que este Idilio no forma parte. Más carca no se puede ser en este sentido.
En "Reflection" de Howard Shore, un tema incluido en la banda sonora de la película, resuenan ecos de "El idilio de Sigfrido" de Wagner, en trascripción e interpretación de Lang Lang
No hay comentarios:
Publicar un comentario