Ciclo Grandes Intérpretes
Pat Metheny Group Guitarras Pat Metheny Contrabajo Larry Grenadier Batería Bill Stewart Teatro de la Maestranza, sábado 19 de noviembre de 2011
Treinta y cinco años sobre el escenario, nunca mejor dicho tratándose de un músico que sólo este mes de noviembre ha ofrecido conciertos en Alemania, Francia, Suiza, Polonia, Croacia, Italia, ahora España y todavía le queda Israel y Turquía hasta completar el mes. En total, 21 de las 30 noches de noviembre tocando música, sobre todo en nuestro país, por lo que quizás la gerencia del Maestranza haya aprovechado para ficharlo en su por segundo año consecutivo reducido ciclo de Grandes Intérpretes.

Durante algo más de media hora, bien en solitario, acompañado luego por el excelente bajista Larry Grenadier, y más tarde ya en formación completa, junto con el estupendo batería Bill Stewart, pareció que nos encontrásemos con el Metheny de sus inicios, recuperando el estilo clásico, un regreso a las raíces de trabajos como Rejoicing. Su dilatada carrera afianza esa hipótesis de que los grandes vuelven a sus orígenes cuando alcanzan un avanzado estado de madurez personal e interpretativa. Depuración estilística, virtuosismo incontestable, apabullante sentido musical y armónico son sólo algunas de las sensaciones que provocaron los tres excelentes músicos. Fue entonces desgranando temas de toda su carrera, desde su primer trabajo, Bright Size Life, al alarde espectacularidad ofrecido en una visión casi irreconocible de Question and Answer, perteneciente a uno de sus discos más populares y galardonados, junto a Still Life Talking y Setter from Home, de la misma época en la que el artista tocó en Sevilla en el Pabellón de Deportes de San Pablo.
Pero dónde quedaba el Metheny vanguardista, inquieto e innovador al que tanta referencia hizo la prensa local centrándose en su penúltimo trabajo discográfico, Orchestrion, en el que experimenta con una orquesta cibernética impulsada desde la cuerda. Pues llegó también esa faceta, y con sonidos extraídos de la cuerda rasgada, pulsada y hasta frotada, en un alarde de imaginación, se obró el prodigio y nos quedamos literalmente con la boca abierta. Creímos que asistiríamos a un espectáculo circense y nos regaló sin embargo una experiencia audio-visual absolutamente extraordinaria.
Otra sorpresa llegó de la mano de un extravagante instrumento multiguitarra, sitar incluido, del que Metheny extrajo sonidos étnicos, roqueros y jazzísticos, sin renunciar a su personalísimo estilo. Entre medias hubo también espacio para agradecer tocar en la cuna de la guitarra acompañado de tan notables músicos.
Crítica publicada en El Correo de Andalucía el domingo 20 de noviembre de 2011
Crítica publicada en El Correo de Andalucía el domingo 20 de noviembre de 2011
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