A pesar de los dictados del mercado, Halffter aún tuvo margen para programar un tercer concierto de abono tan suculento y poco convencional como éste. Dos piezas poco transitadas, estrenos para la orquesta, y otra en primicia absoluta, provocaron un aforo decepcionante, a pesar de tantos años intentando educar al público para apreciar los progresos de la música a partir de lo ya conocido y trillado.
La joven y mundialmente venerada compositora sevillana Elena Mendoza estrenó una obra de enorme fuerza y una férrea constitución orquestal, donde el juego de reflejos que propone resulta difícil de identificar, lo que no es obstáculo para considerar la pieza como un regalo para los sentidos, que batuta y orquesta defendieron con mimo y mucha disciplina.
Sáinz-Villegas volvió al Maestranza convertido en excelente embajador de la guitarra española, deleitándonos con enorme emoción y sensibilidad en un concierto cuyas hermosas cadencias permitieron al guitarrista desplegar un enorme talento, claridad en el fraseo y prodigiosa agilidad, corroborado en la exquisita propina de Agustín Barrios Mangore. Tras interpretarse la pasada temporada el ballet completo de Panambí ahora le tocó turno a Estancia, de la que habitualmente sólo se ofrece su suite de danzas. Alfredo García recitó con adecuado acento porteño los poemas del Martín Fierro de José Hernández que inspiraron la pieza, pero cantó con exceso de vibrato. El resultado no obstante fue una explosión de color, energía y buen gusto en una pieza vibrante y compleja, con una compenetración perfecta y diáfana entre todas las secciones del conjunto.
"Sueño en la floresta" de Agustín Barrios Mangore, en interpretación del guitarrista australiano John Williams
Crítica publicada en El Correo de Andalucía el 26 de noviembre de 2011
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