Concierto de Santo Tomás de la Universidad de Sevilla. Solistas de la Orquesta Barroca de Sevilla: Guillermo Peñalver flauta Pedro Castro oboe Javier Zafra fagot Andoni Mercero violín Mercedes Ruiz violoncello Ventura Rico contrabajo Daniel Zapico laúd y tiorba Carlos-García Bernalt clave Programa: Conciertos de cámara RV 94, 105, 98 « La tempesta di mare », 95 « La pastorella » y 107, y Sonata para cello RV 43, de Vivaldi; Concierto a 5 XXXVIIème, de Boismortier. Iglesia de la Anunciación, viernes 27 enero 2012
Guillermo Peñalver y su flauta travesera |
Si hay un conjunto que aún sea capaz de sorprendernos y cautivarnos una y otra vez, ese es sin duda la Orquesta Barroca de Sevilla. Al completo o, como en esta ocasión, en agrupación camerística, sus integrantes tienen una facilidad extraordinaria para conmovernos, fascinarnos y generar en sus oyentes una profunda y sincera admiración.
El programa se prometía algo monótono sobre el papel, centrado casi en su totalidad en la música de Vivaldi, y más concretamente en sus conciertos de cámara para flauta, oboe, fagot, violín y bajo continuo, con la particularidad de que aún siendo compuestos unos para flauta de pico y otros para travesera, Guillermo Peñalver decidió interpretarlos todos con la segunda, con el fin de dotar al conjunto de cierta homogeneidad y distinguirse de muchas de las grabaciones disponibles en el mercado. Y sin embargo cómo fueron capaces los ocho solistas convocados para la ocasión de desplegar sonoridades tan distintas, con tantos matices y colores.
Siempre espléndida, Mercedes Ruiz |
Cuando tenía que parecer un solo violín, ahí estaba Andoni Mercero para cumplir, pero cuando convenía que se amplificase, parecía que sonasen más. Si el fagot tenía que mantener el compás permanentemente, Javier Zafra lo hacía infatigablemente. Oboe y flauta, Peñalver y Pedro Castro - a quien creemos una nueva incorporación al mismo nivel de excelencia y exigencia que el resto del grupo -, conjugando perfección técnica y extrema expresividad. Ventura Rico al contrabajo acentuando autoridad y maestría, la cuerda pulsada y admirablemente serena de Daniel Zapico y el clave fino y elegante de Carlos García-Bernalt, todos ofreciendo un bajo continuo portentoso completado con la sensacional Mercedes Ruiz, que en la Sonata RV 43 nos dejó literalmente boquiabiertos, especialmente en el Largo, leído con tanta poesía que era difícil contener el llanto.
Y lo más increíble es que tanto virtuosismo, equilibrio, claridad sonora y control absoluto de las dinámicas fluyen con tanta naturalidad que pareciera que los músicos no empeñasen esfuerzo alguno. Cuando tras unas muy emotivas palabras de Rico, seguras y sin complejos, dedicadas al maestro Leonhardt, interpretaron el Ricercare de la Ofrenda Musical de Bach en su honor con una devoción casi religiosa, las lágrimas ya no se pudieron contener. Si hay que llorar que sea por la emoción que trasladan y la admiración que merecen cada uno y una de los integrantes de la Barroca de Sevilla.
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