España 2011 98 min.
Dirección Álex de la Iglesia Guión Randy Feldman Fotografía Kiko de la Rica
Música Joan Valent Intérpretes José Mota, Salma Hayek, Blanca Portillo, Juan Luis Galiardo, Fernando Tejero, Manuel Tallafé, Santiago Segura, Antonio Garrido, Carolina Bang, Joaquín Climent, Nerea Camacho, Eduardo Casanova, Juanjo Puigcorbé
Estreno 13 enero 2012
Música Joan Valent Intérpretes José Mota, Salma Hayek, Blanca Portillo, Juan Luis Galiardo, Fernando Tejero, Manuel Tallafé, Santiago Segura, Antonio Garrido, Carolina Bang, Joaquín Climent, Nerea Camacho, Eduardo Casanova, Juanjo Puigcorbé
Estreno 13 enero 2012
El negociador con Eddie Murphy, Tango y Cash con Stallone y Sin escape con Van Damme, no parecen créditos dignos para que el autor de sus guiones, Randy Feldman, aporte a Andrés Vicente Gómez (productor) y Álex de la Iglesia (director) un material solvente con el que sacar adelante un film mínimamente interesante. Y sin embargo, tras la muy elaborada y compleja pero insípida e intrascendental Balada triste de trompeta, el realizador consigue su film más logrado a nivel dramático y de tensión. Un desafortunado accidente, eso sí muy forzado y poco creíble, da lugar a todo un circo mediático en el que apenas queda títere con cabeza. De la Iglesia, muy concienciado en su papel de comunicador y batallador público tras su paso por la maltrecha y disparatada Academia del Cine Español, donde tuvo que lidiar con burrocracia y mucha miseria, parece ajustar cuentas con los poderes públicos en esta película en la que sin embargo la conciencia social del pueblo y sus sencillos representantes salen mucho mejor parados, abriendo así una suculenta ventana para el optimismo, la esperanza y la redención. Sorprende por eso que para ridiculizar los medios de comunicación engrose la cuenta corriente de los artífices de ese lamentable circo mediático que constituye Tele 5, con Jorge Javier Vázquez a la cabeza, aunque otras apariciones, como la de Concha Gª Campoy o el personaje interpretado por Carolina Bang, dignifiquen la profesión. La chispa de la vida es quizás la película menos pretenciosa de su autor y sin embargo puede que la más interesante, donde de la Iglesia vuelve a demostrar su capacidad para abordar rodajes complicados, manejar la cámara y los actores, esta vez menos esperpénticos de lo habitual en su cine, logrando interpretaciones antológicas de sus protagonistas, José Mota en un muy complicado tour de force del que sale airoso a pesar de constituir su primer papel protagonista, y sobre todo una Salma Hayek gloriosa, contenida, emotiva, atractiva y brillante, que da sentido a todo el complicado material dramático que manejan sus artífices. Menos grotesca de lo acostumbrado en su cine, sólo algunos personajes, especialmente el alcalde, aparecen intencionadamente sobreactuados, mientras la carga trágica se impone frente a los destellos humorísticos. Casi un único escenario, un suntuoso teatro romano ubicado en Cartagena, simboliza el peso de la Historia, a la que no dudamos en aplastar y humillar, desoyendo todo lo aprendido a través de ella, y decantándonos lamentablemente hacia el lado oscuro de la catarsis repentina, la que a diario nos ofrecen los mismos medios de comunicación que actúan de vaselina para que gobiernos, bancos y otros corruptos hagan con nosotros y nosotras lo que quieran, hasta despojarnos de derechos, inteligencia y toda capacidad de reflexión. Joan Valent (El cónsul de Sodoma) sustituye inexplicablemente al habitual compositor de de la Iglesia, Roque Baños, aunque curiosamente se adapta al estilo musical impuesto por éste en las cintas del director vasco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario