USA 2013 129 min.
Dirección Michael Bay Guión Christopher Markus y Stephen McFeely según “The Magazine Articles” de Pete Collins Fotografía Ben Seresin Música Steve Jablonsky Intérpretes Mark Wahlberg, Dwayne Johnson, Anthony Mackie, Tony Shalhoub, Ed Harris, Bar Paly, Ken Jeong, Rob Coddry, Rebel Wilson, Michael Rispoli, Keili Lefkovitz, Emily Rutherford, Larry Hankin, Tony Plana, Peter Stormare
Estreno en España 30 agosto 2013
Aunque se trata de una de las películas más personales y ambiciosas desde el punto de vista intelectual de Michael Bay, con una filmografía como la suya, hipertrofiada de acción, efectos visuales y situaciones absurdas e inverosímiles (Transformers, Armaggedon), esta consideración no es decir mucho. Desde luego no es como para saludarla como lo que realmente no es. Y es que ni constituye un retrato certero ni mucho menos inteligente de lo que pretende plasmar, el sueño americano mal reconducido y peor resuelto, tan vigorizado como los cuerpos de sus protagonistas, culturistas zambullidos en anabolizantes y esteroides. Un nuevo ejercicio de hipocresía en el que ni siquiera se salva el cine como manual de crimen y violencia. Partiendo de una muy trágica historia real, las andanzas de un grupo de gángsters en la muy hortera Miami en la década de los 90, Bay propone no una comedia abierta sino una cinta de acción en la línea de Dos policías rebeldes. El ambiente grotesco, ridículo y patético que recrea le da cierto aspecto cómico, en la medida en que la misma vida es una mezcla de drama y comedia. El secuestro y tortura reales de un millonario colombiano por parte de tres descerebrados fanáticos del culturismo, que se hacían llamar Sun Gym Gang, constituye un material suficientemente trágico para la víctima como para haber suscitado en ella la correspondiente suspicacia frente a lo que sólo parece, por tratamiento, ritmo y energía, una película cómica. Bay ha echado mano del estilo narrativo y visual de varios de sus colegas, los Hermanos Coen (el retrato de personajes, las situaciones grotescas), Scorsese (la voz en off, el gangsterismo, el lenguaje soez) y Oliver Stone (aunque éste suele tomarse sus asuntos con un toque más trascendental, pero igualmente colorista y frenético), e inflándolo todo como los cuerpos de sus protagonistas (aunque a decir verdad sólo Dwayne Johnson “The Rock” luce un cuerpo exagerado), ha perpetrado esta supuesta crítica al sueño americano sin mucha gracia, en el que el intelecto y e ingenio están tan magnificados como los físicos de los personajes. Detrás subyacen aspectos muy corrosivos, peligrosos y fascistas; así por ejemplo la víctima no está tratada con respeto; su condición colombiana sirve de mofa y su dignidad como ciudadano honrado se pone constantemente en tela de juicio. No faltan los chistes escatológicos tan de moda en el cine americano, ni las rubias tontas importadas del este europeo; y es que América para los americanos, ¿crítica o defensa?
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