domingo, 2 de junio de 2019

ROCKETMAN Una celebración de grandes canciones

Reino Unido-USA 2019 121 min.
Dirección Dexter Fletcher Guión Lee Hall Fotografía George Richmond Música Elton John y Matthew Margeson Intérpretes Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden, Bryce Dallas Howard, Steven Mackintosh, Gemma Jones, Tom Bennett, Kit Connor, Stephen Graham, Matthew Illesley, Charlie Rowe, Tate Donovan Estreno en el Festival de Cannes 16 mayo 2019; en Reino Unido 22 mayo 2019; en España 31 mayo 2019

La cercanía de su estreno, basarse en la vida de una estrella, un mito o una leyenda del pop, y un puñado de excelentes canciones como banda sonora, hace inevitable comparar esta película con Bohemian Rhapsody, más si tenemos en cuenta que su director, Dexter Fletcher, se encargó de la edición final de la película de los Queen. Pero hay diferencias sustanciales entre una y otra película; para empezar aquí un espléndido Taron Egerton, a quien descubrimos en Kingsmen e hizo un magnífico trabajo de caracterización en Eddie el águila, también a las órdenes de Fletcher, canta emulando el estilo de Elton John, sin que se recurra a las grabaciones originales del propio Reginald Kenneth Dwight. Pero sobretodo nos encontramos ante un musical en sentido estricto, y no ante una biografía sobre un grupo musical que canta cuando da un concierto, ensaya o graba un disco. Las canciones en este caso están insertadas en el drama, de la misma manera que podían estarlo las de Loewe y Lerner en My Fair Lady, las de Rodgers y Hammerstein en Sonrisas y lágrimas, o las de Abba en Mamma Mia. Ni siquiera se guarda un orden cronológico en el uso de ellas, sino que van apareciendo conforme son útiles al guión que ha firmado Lee Hall, responsable de Billy Elliot, Caballo de batalla y La reina Victoria y Abdul.

Un guión que no escatima a la hora de mostrar las miserias del rey del rock y el pop, sus devaneos con el alcohol y las drogas, su adicción al sexo, su inicial problema con la homosexualidad, y especialmente su carácter difícil e irascible. Claro que eso lo hace, sorprendentemente con la supervisión en la producción del mismo biografiado, que hace así gala de sinceridad y humildad, sin olvidar en ningún momento que esto es un musical, una fantasía, un espectáculo para disfrutar, emocionarse y celebrar la vida y las canciones del retratado. Y lo consigue, porque en su primera mitad todo es pura celebración colorista, coreografiada quizás con la misma mediocridad que Amanece en Edimburgo, que también dirigió Fletcher, en esa ocasión al ritmo de las canciones de The Proclaimers, pero con tan buen uso de la cámara que maquilla esa deficiencia apuntada.

Todo se traduce en un espléndido homenaje a unas irrepetibles canciones hasta que llegada su segunda mitad el espectáculo deviene en drama y la cosa se estropea, y hasta pierde interés. Pero para entonces hemos vibrado con I Want Love (auténtico leit motiv emocional de la función), Saturday Night’s Alright o un Cocodrile Rock levitado hasta hacernos estremecer. Egerton realiza un sensacional trabajo de mimetización con el histriónico personaje, arropado por un excelente elenco de actores y actrices, destacando el Billy Elliot Jamie Bell personificando a Bernie Taupin y aportando emotividad a su relación profesional y de amistad con el protagonista, así como Bryce Dallas Howard como distante y egocéntrica madre, Gemma Jones como tierna e inspiradora abuelita, y Richard Madden como atractivo y villano rompecorazones. Como epílogo no tiene precio ver a Egerton literalmente inmerso en el videoclip original de I’m Still Standing, rodado en la Croisette, justo donde ahora se ha presentado la película, en 1983.

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