lunes, 17 de junio de 2019

LARGO VIAJE HACIA LA NOCHE Hipnótica pero sin drama ni sustancia

Título original: Di qiu zui hou de ye wan
China-Francia 2018 138 min.
Guion y dirección Bi Gan Fotografía David Chizallet y Hung-i Yao Música Giong Lim y Point Hsu Intérpretes Tang Wei, Sylvia Chang, Meng Li, Huang Jue, Chen Yongzhong, Lee Hong-Chi, Luo Feiyang Estreno en el Festival de Cannes 15 mayo 2018; en China 31 diciembre 2018; en España 14 junio 2019

Hay una tendencia entre cierta crítica cinematográfica a considerar cualquier propuesta que se salga radicalmente de los postulados convencionalmente aceptados, como una revolución de la imagen y la dramaturgia y, en cierto sentido, un progreso en el lenguaje cinematográfico. Esto ocurre especialmente cuando no acertamos a comprender todo lo que nos cuenta y nos dejamos seducir por fórmulas y soluciones estéticas que se salen de lo común.
 
Con solo dos películas el realizador chino Bi Gan redunda en esta cinta con título de drama de Eugene O’Neill en ambientar su historia en la ciudad de Kaili, después de Kaili Blues, y hacer del plano secuencia una seña de identidad (había uno en aquella producción que duraba cuarenta minutos, y otro aquí que añade veinte más y está rodado en 3D). Como si de un delirio de David Lynch se tratara, Gan consigue enganchar al espectador en una suerte de sesión hipnótica, aunque no se acierte a comprender los vaivenes de su protagonista, que regresa a su fantasmagórica y náufraga ciudad para encontrar la mujer que una vez amó, o quizás ni exista, o simplemente se conforme con los recuerdos.
 
Ayudado por una fotografía colorista y un estilismo que recuerda a Wong Kar-wai y contribuye a hacer elegante lo que de otra manera hubiera sido nauseabundo, el joven director chino se gana la complacencia de especialistas, boquiabiertos tras su pase por Un certain regard en Cannes del año pasado, mientras el resto nos quedamos perplejos ante la proeza de haber aguantado su propuesta casi sin parpadear pero sin entender, y lo que es peor, sin interesarnos nada. Por cierto, lo del 3D debe ser una broma, pues todos sabemos que este tipo de cintas se exhiben sólo en salas minoritarias no equipadas con esos sistemas tan sofisticados y modernos.

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