Alemania 2018 100 min.
Dirección Caroline Link Guion Ruth Toma, según el libro de Hape Kerkeling Fotografía Judith Kaufmann Música Niki Reiser Intérpretes Julius Weckauf, Luise Heyer, Ursula Werner, Hedi Kriegeskotte, Sönke Möhring, Joachim Król, Elena Uhlig, Birge Schade, Maren Kroymann, Rudolf Kowalski, Kathrin von Steinburg, Eva Verena Müller, Diana Amft Estreno en Alemania 25 diciembre 2018; en España 23 agosto 2019
Siempre sensible a la familia en un entorno especial, sobre todo cuando rueda en el continente africano (Un lugar en África, por la que logró el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y Destino Marrakech), Caroline Link vuelve a rodearse de mujeres delante y detrás de la pantalla para contarnos la singular infancia de uno de los cómicos más queridos y valorados en su país, Hape Kerkeling. Y aunque el personaje, que se interpreta a sí mismo en el conmovedor final, se revela un auténtico desconocido aquí y seguramente en el resto de países donde la cinta se puede ver, ello no impide disfrutar de su particular trayectoria, perfectamente identificable con muchos y muchas de nosotras o con gente que hayamos conocido en ese período mágico y tan imperecedero que parece toda otra vida dentro de la nuestra como es la infancia. Y eso que hace una década publicó un libro titulado Bueno, me largo, en el que relataba su particular experiencia en el Camino de Santiago, que acabó inundando la ruta de alemanes.
Un impagable y redondete Julius Weckauf se mete en la piel del humorista cuando contaba apenas ocho años, y de paso en nuestros corazones, para componer con la ayuda de un elenco impecable, una narrativa ágil y una dirección esmerada, esta historia de tolerancia ante la diferencia y de crecimiento personal, que transcurre a lo largo de apenas un par de años a principios de la década de los setenta del siglo pasado, cuando el país se encontraba dividido. Las claves de su éxito como mago de la risa la encontramos en una familia distendida, alegre y desprejuiciada, aunque sus miserias y carencias no escapan al espectador, mientras sí parecen hacerlo, gracias al talento del equipo de producción y dirección, a los ojos de un chaval empeñado en aliviar el dolor y la ausencia con una visión cómica y colorista de la vida y una enorme capacidad para contagiar de felicidad al prójimo, incluida una platea que se descubre perpleja ante una realidad dura y dolorosa que no escapa sin embargo de nuestra sonrisa.
Quizás a ello contribuya también la ambientación en una primeavera-verano eterna, como suele aparecer en los telefilms germanos de sobremesa a los que nos tiene acostumbrados la televisión pública, pero aquí con más sentido e intención. No es capricho, tratándose de una cinta donde la sensibilidad femenina tiene tanto peso, que sean las mujeres quienes más influencia ejerzan en este simpatiquísimo Manolito Gafotas alemán, ¿no es así acaso como se forjan las mentes creativas y artísticas más influyentes? Puede que el niño necesite aire fresco, pero la película tiene de sobra.
Un impagable y redondete Julius Weckauf se mete en la piel del humorista cuando contaba apenas ocho años, y de paso en nuestros corazones, para componer con la ayuda de un elenco impecable, una narrativa ágil y una dirección esmerada, esta historia de tolerancia ante la diferencia y de crecimiento personal, que transcurre a lo largo de apenas un par de años a principios de la década de los setenta del siglo pasado, cuando el país se encontraba dividido. Las claves de su éxito como mago de la risa la encontramos en una familia distendida, alegre y desprejuiciada, aunque sus miserias y carencias no escapan al espectador, mientras sí parecen hacerlo, gracias al talento del equipo de producción y dirección, a los ojos de un chaval empeñado en aliviar el dolor y la ausencia con una visión cómica y colorista de la vida y una enorme capacidad para contagiar de felicidad al prójimo, incluida una platea que se descubre perpleja ante una realidad dura y dolorosa que no escapa sin embargo de nuestra sonrisa.
Quizás a ello contribuya también la ambientación en una primeavera-verano eterna, como suele aparecer en los telefilms germanos de sobremesa a los que nos tiene acostumbrados la televisión pública, pero aquí con más sentido e intención. No es capricho, tratándose de una cinta donde la sensibilidad femenina tiene tanto peso, que sean las mujeres quienes más influencia ejerzan en este simpatiquísimo Manolito Gafotas alemán, ¿no es así acaso como se forjan las mentes creativas y artísticas más influyentes? Puede que el niño necesite aire fresco, pero la película tiene de sobra.
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