Guion y dirección Bani Khoshnoudi Fotografía Benjamin Echazarreta Música Sohrab Karimi Intérpretes Arash Marandi, Flor Eduarda Gurrola, Luis Alberti, Eligio Meléndez, Eduardo Mendizábal, Uriel Ledesma, Ishbel Bautista Estreno en México 6 diciembre 2019; en España 13 marzo 2020 (aplazado)
El coronavirus está afectando también al cine, pero de todas las películas que se han caído de cartel debido al cierre forzoso y conveniente de todas las salas de exhibición cinematográfica, algunas podemos rescatarlas en internet. Luciérnagas tenía previsto su estreno el viernes 13 de marzo aunque solo en algunas ciudades seleccionadas; queda como tantas otras aplazada para cuando pase esta pandemia. Su realizador, el iraní Bani Khoshmoudi, desembarca en México después de un documental y un largo de ficción rodado en clandestinidad, Ziba, centrada en la opresión que asola la vida cotidiana en su país de origen. Ahora parece que nos quiera contar una historia muy personal, algo con lo que sentirse muy identificado a través de la peripecia de un joven homosexual que ha huido de su país perseguido y castigado por su condición, dejando un amor en el camino.
Perdido en Veracruz, donde le ha traído el primer barco que ha encontrado disponible, y en transición a otras tierras en mente como Grecia o Turquía, su estancia forzosa en la localidad portuaria mexicana le ayudará a conocerse mejor, encontrar su propia identidad y apreciar lo mucho y bueno que otras culturas le pueden proporcionar, sin por ello quedar exento de sufrir diversos traumas y vaivenes. Khoshnoudi controla perfectamente los tiempos cinematográficos, consigue transmitir esa sensación de desarraigo y desolación que sufre el protagonista, y mima sus personajes para extraer de ellos todo el potencial que interesa a su historia de crecimiento y madurez a través del entorno. Especialmente significativos son los interpretados por Flor Eduarda Gurrola, cuya trama paralela ayuda a comprender también ese viaje a la independencia emocional y la fortaleza espiritual que ha de experimentar el protagonista, y por Luis Alberti, paradigma de represión sexual y machismo reconcentrado que con sus ambiguos y execrables comportamientos abrirá también al joven Ramin nuevas puertas de crecimiento y revelación.
Con tiempos pausados pero sin caer nunca en el aburrimiento, el director parece mostrar un especial interés por la modernidad, patente en su estilo narrativo y en una banda sonora atmosférica e inquietante, todo lo cual contribuye a germinar esta crónica sobre la esperanza y la capacidad para abrirse a nuevos horizontes con los que se invita al protagonista y nosotros y nosotras mismas a afrontar ese futuro siempre incierto.
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