Dirección Ira Sachs Guion Ira Sachs y Mauricio Zacharias Fotografía Rui Poças Música Dickon Hinchliffe Intérpretes Isabelle Huppert, Brendan Gleeson, Marisa Tomei, Greg Kinnear, Jérémie Rénier, Pascal Greggory, Vinette Robinson, Ariyon Bakare, Carlotto Cotta, Sennia Nanua, Manuel Sá Nogueira Estreno en el Festival de Cannes 20 mayo 2019; en Francia 28 agosto 2019; sin fecha de estreno prevista en España
Juntar a un puñado de carismáticos intérpretes, envolverlos en un paisaje magnífico y en la luz amable y ensoñadora del verano, y someterlos a una serie de lúcidos parlamentos sobre el amor, la muerte y la amistad, es una apuesta segura si cuenta además con el buen hacer y la intención precisa de una buena realización. Es justamente lo que consigue el director norteamericano Ira Sachs en su octavo largometraje, incluido un documental, y su primera incursión en el cine europeo sin por ello abandonarse a las imposturas y remilgos con los que los cineastas del nuevo mundo se enfrentan al siempre idealizado cine del antiguo continente.
El autor de obras notables como El amor es extraño o Verano en Brooklyn, acierta en este vodevil con hechuras teatrales pero rodada casi íntegramente en los generosos paisajes de Sintra y exteriores, en el que una familia multirracial y bohemia se desplaza a las amables tierras portuguesas para celebrar lo que parece un adiós irremediable, en torno a una gran estrella del cine a la que da vida la impagable Isabelle Huppert. Todo, desde su poliédrico y formidable reparto hasta el luminoso paisaje y su no menos melódico sonido medioambiental, forma un delicado conjunto entre paseos que se deja ver con tanto agrado como admiración, aunque en el empeño no se logre esa complicidad siempre conveniente para redondear el producto.
Y es que puede más en este caso la forma, que tanto contribuye al carácter eminentemente amable de la propuesta, que ese fondo del que supuestamente emergen cálidas reflexiones sobre la vida, el amor, la enfermedad y la muerte. Temas todos muy graves que son tratados con saludable ligereza pese a peligrar con ello su resultado final. Pero solo disfrutar de Huppert, Tomei, Gleeson y el resto del elenco, los frondosos paisajes de mar y montaña que ofrece el generoso país vecino, y bañarlo todo en una igualmente delicada banda sonora en la que la tierna música original de Dickon Hinchliffe se da la mano con el segundo de los Momentos musicales de Schubert, merece sobradamente nuestro interés.
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