domingo, 28 de septiembre de 2025

UNA BATALLA TRAS OTRA Carretera a la nada

Título original: One Battle After Another
USA 2025 161 min.
Guion y dirección
Paul Thomas Anderson, según la novela “Vineland” de Thomas Pynchon Fotografía Michael Bauman Música Jonny Greenwood Intérpretes Leonardo DiCaprio, Sean Penn, Chase Infiniti, Benicio del Toro, Teyana Taylor, Ragina Hall, Tony Goldwyn, John Hoogenakker Estreno en Estados Unidos y España 26 septiembre 2025


Es increíble cómo el cine de Paul Thomas Anderson nos ha interesado tanto como puntualmente decepcionado. De la sorprendente Boogie Nights y la fascinante Magnolia, pasamos a la que muchos consideran su obra maestra, Pozos de ambición. Después llegó la discutible por irritante El maestro y la por muchos tan reconocida Puro vicio, tras la que nos volvió a sorprender con la elegante El hilo invisible, y más recientemente con la simpática pero un punto intrascendente Licorice Pizza. Ahora vuelve a acaparar elogios con otro ejercicio de megalomanía, evidente una vez más en un desmesurado metraje, innecesario como tantas otras veces para contar lo que cuenta.

Nos gustaría creer que en Estados Unidos hay grupos que luchan contra el sistema impuesto por unos cuantos y que tanto daño hace a muchos. Que ayudan a los inmigrantes y los desfavorecidos por racismo, homofobia y otras discriminaciones inaceptables. Que desenmascaran a los poderosos y descubren sus sucias artimañas. Sería como legitimar a los terroristas cuando no queda otro camino para construir un mundo mejor y más justo. Podría ser, son tantas las realidades que no encuentran eco en los noticiarios porque sencillamente no interesan. Sin embargo, todo indica que lo de Thomas Anderson es una ficción basada en una novela que narra los movimientos radicales de los sesenta, de los que sí tenemos constancia, para trasladarlos a esta época ignominiosa en la que nos encontramos. Este primer cuarto de siglo que apenas nos ha dado respiro y sólo disgustos.

Hasta aquí el principal atractivo de la nueva película de DiCaprio, todo un reclamo para la taquilla, más que el propio director. Porque el resto es un puro despropósito en clave casi de comedia, o es que simplemente la nuevas generaciones le ríen la gracia a este tipo de argumentos, porque nosotros no se la encontramos. Cabe apreciar ritmo y agilidad en la cinta, pero al servicio de otro vehículo violento y desmadrado en el que cada uno campa a sus anchas, con DiCaprio atacado y Penn abandonado a su libre albedrío y esculpido a fuerza de estimulantes químicos.

Al final exhibe lo que critica, armas, violencia, ansias… Dejando como mera anécdota esa amenazante y ridícula mafia en forma de "club de amantes de las Navidades" que pretende limpiar esa América que algunos sueñan con volver a hacer más grande. Todo acaba resultando tan desértico como la interminable carretera de morfología caprichosa para el encuentro y el desencuentro en la que se desarrolla el tramo final de la película, mientras la banda sonora de Jonny Greenwood se nos antoja más convencional que en otras ocasiones y desde luego innecesariamente omnipresente.

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