domingo, 28 de septiembre de 2025

VIVICA GENAUX, LA VOZ AL SERVICIO DEL ALMA

Festival de Ópera de Sevilla. Vivica Genaux, mezzosoprano. Carles Blanch, archilaúd. Rami Alqhai, viola da gamba. Egon Mihajlovic, clave. Programa: Cantatas de cámara y sonatas de Domenico Scarlatti. Espacio Turina, domingo 28 de septiembre de 2025


Disfrutamos de su candor juvenil en aquel ya lejano Alahor en Granada de Donizetti, junto a Anne Hallenberg, Diego Fasolis y la Barroca de Sevilla en enero del 2018 de nuevo en el Maestranza, y posteriormente en un par de ocasiones en el Espacio Turina, donde este domingo en sesión matinal volvió a deslumbrarnos con su buen hacer, su falta de divismo y esa inmediatez en la conexión con el público que le caracteriza.

Nos referimos a la mezzosoprano Vivica Genaux, una autoridad tanto en el canto barroco como en el bel canto, o en la combinación de ambos, como en esta ocasión, y cuanto se proponga. Su voz ha ido ganando peso, aunque puede que en algunos aspectos se note el paso del tiempo, especialmente en algunos cambios bruscos de registro y puntuales pérdidas de control de la respiración. Pero en cualquier caso se trata de apuntes extraídos con el único fin de no caer en el elogio absoluto y la admiración exacerbada.

Nos gusta Vivica Genaux y lo corroboramos tras este aseado y elocuente recital en el que se alternaron piezas instrumentales y cantatas de Domenico Scarlatti, tan vinculado a España como lo estuvo su padre Alessandro, que nació en Nápoles cuando pertenecía al imperio español. Pero aún más, porque Domenico trabajó directamente en plazas españolas como Sevilla o la Corte de Felipe V en Madrid. Y a esa etapa pertenece fundamentalmente este escaparate del compositor enmarcado en el Festival de Ópera de Sevilla.

Una voz cálida y un acompañamiento formidable

La voz de Alaska estuvo magníficamente acompañada por un trío de ases, que además interpretaron las sonatas que abrieron cada una de las dos partes del programa, la primera con la viola da gamba de Rami Alqhai como protagonista, la segunda con la cuerda pulsada de Carles Blanch como solista. El resto fueron sonatas y un fandango para clave solo que el especialista esloveno Egon Mihajlovic recreó con delicadeza y riqueza de matices.

Genaux acertó en el aire melancólico que extrajo de la primera de las arias de la cantata No, non fuggir o Nice, mientras exhibió un palpable talento para la coloratura en la segunda, más dinámica. Pero sería en Fille giá più non parlo y sus aires de fandango con elocuentes pausas, donde despertó la primera ovación del público, cerrando con satisfacción la primera parte del programa.


Di Fille vendicarmi vorrei, que como el resto de piezas vocales estuvo concebida para castrato, sin que la mezzo pretendiera plegarse a esas exigencias tímbricas, manteniendo su propia personalidad y frescura, permitió mantener las características precedentes, con especial hincapié en un control absoluto de las inflexiones y los melismas de su voz. Todo esto se potenció en la última de las cantatas programadas, Qual pensier, con un final en el que fue aún más perceptible su talante español, y en el que la alternancia entre pasajes relajados y otros agitados sirvió para demostrar su magistral virtuosismo.

Lástima que las traducciones empleadas en los sobre títulos resultaran tan literales que apenas mostraran alguna coherencia, mientras aplaudimos el excelente acento español y dominio de la lengua de la cantante cuando se dirige con tanto respeto y educación al público, extensible al atuendo, ligeramente inspirado en los mantones sevillanos.

Mihajlovic demostró ser un clavecinista consumado, atento y preciso en cada una de las cuatro sonatas programadas, y el fandango en modo dórico que abordó con total virtuosismo aunque algo atropellado como para provocar la emoción perseguida. Logró, no obstante, ser tan afectivo en la Sonata K.213 como elegante en la 238, ágil y dinámico en las 239 y 555. Por su parte, además de como obligado, Alqhai exhibió tanta ternura en la Sonata K.81 como Blanch resultó preciso, detallista y delicado a la guitarra barroca en la 89.

Fotos: Agustín Pacheco (Archivo fotográfico del Festival de Ópera de Sevilla)
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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