jueves, 12 de noviembre de 2020

SEFF 2020, 7ª JORNADA

QUO VADIS, AIDA? No sin mi familia

Bosnia y Herzegovina-Austria-Rumanía-Alemania-Polonia 2020 104 min.
Guion y dirección
Jasmila Zbanic Fotografía Christine A. Maier Música Antoni Lazarkiewicz Intérpretes Jasna Djuricic, Izudin Bajrovic, Boris Ler, Dino Bajrovic, Johan Heldenbergh, Raymond Thiry, Emir Hadzihafizbegovic, Joes Brauers, Boris Isakovic Estreno en el Festival de Venecia 3 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 12 noviembre 2020 (Sección oficial)

Casi ochocientas mil quinientas personas, en su mayoría hombres y niños, fueron asesinados por el ejército serbio en 1995 como consecuencia del desalojo de Srebrenica y la burla a los cascos azules holandeses desplegados en la zona para proteger a los bosnios amenazados sistemáticamente por la bestia serbia y su empeño en completar la limpieza étnica que motivó la Guerra de los Balcanes, una de las últimas grandes vergüenzas de nuestro continente y el planeta en general, y desde luego una prueba evidente de que queda mucho por hacer para considerarnos civilizados. La realizadora bosnia Jasmila Zbanic, que hace una década obtuvo cierto reconocimiento con su película En el camino, honra la memoria de las víctimas de este execrable genocidio poniendo en el objetivo de su historia a una profesora del lugar que la ONU emplea como intérprete oficial, lo que en cierto modo ella intenta utilizar para salvar a su familia, marido y dos hijos, de lo que es a todas luces una masacre anunciada. La impotencia e inutilidad manifiesta de las fuerzas de las Naciones Unidas, entregando a las víctimas literalmente a los leones, como el propio título bíblico de la película parece anunciar, quedan expuestas en un modélico guion que Zbanic aprovecha para convertir en un trabajo enérgico y frenético, una lucha sin tregua ni cuartel por la supervivencia, y por extensión una denuncia más de la ilimitada maldad que habita en la humanidad. Un trabajo bien hecho y una producción considerable que la directora maneja con extraordinaria profesionalidad y considerable eficacia para conmover y extenuar, y desde luego uno de esos trabajos necesarios para recordarnos lo que somos y lo que no se debe repetir 

DRUK (ANOTHER ROUND) Con un sorbito de champán

Dinamarca 2020 116 min.
Dirección
Thomas Vinterberg Guion Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm Fotografía Sturla Brandth Grøvlen Intérpretes Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe, Susse Wold, Maria Bonnevie, Helene Reingaard Neumann Estreno en el Festival de Toronto 12 septiembre 2020; en Dinamarca 24 septiembre 2020; en el Festival de Sevilla 6 noviembre 2020 (Selección EFA)


Con una estimable adaptación de Lejos del mundanal ruido por medio, Vinterberg ha vuelto a colarla después del despropósito que supuso La caza. De nuevo Mads Mikkelsen como protagonista y otra vez un disparate enorme disfrazado de provocación y presunta transgresión. Lejos quedaron los tiempos de Celebración, donde la histeria y el exceso sí tenían una justificación y un sentido. Quien diera vida a un profesor apreciado en la comunidad que de la noche a la mañana se ve despreciado y vilipendiado por todo el mundo tras una inverosímil denuncia de acoso sexual por parte de una alumna, incorpora ahora a otro profesor, esta vez desilusionado y hastiado de la vida. Una sociedad en la que quien disfruta de una vida cómoda, casado con el amor de toda su vida, con dos hijos ejemplares, un trabajo bien considerado y un buen puñado de amigos, se permite sentirse desgraciado, es sin duda una sociedad enferma. Pero que quiera remediarlo, él y sus colegas, con alcohol como estímulo, en cantidad suficiente para dar el paso adelante sin sufrir grandes perjuicios, es sin duda un disparate. Encima se justifica con figuras del calibre de Roosevelt, Churchill o Hemingway como si fueran la panacea de la Historia a pesar de su vocación bebedora, lo que agrede al sentido común, por divertido que pueda resultar ver a dignos mandatarios contemporáneos dando discursos en actitud ebria. Por si fuera poco, la empresa se antoja machista y misógina, con dos únicas protagonistas mujeres que representan una a la insufrible comandante de la casa, la otra a una farsante moralizante. Ni sombra de la terrible resaca. Por el contrario asistimos a innumerables gracietas de borrachines y una pérdida de la inhibición recomendada incluso al estudiante desconfiado de sí mismo. Bondades del alcohol previniendo de que el exceso nunca es bueno, y derivando en el sacrificio como consecuencia hosca y banal. Un baile acrobático de Mikkelsen y unos whatsapp redentores al final y todo queda arreglado, y encima Vinterbeg obtiene cuatro grandes nominaciones a los Premios Europeos del Cine y su elenco machista el premio al mejor actor en San Sebastián, donde esa crítica que se llama Feroz e irrumpió con todo su descaro hace apenas unos años, le otorga su particular premio en el mismo festival. Por último una aclaración: cuando celebran el talento de un supuesto pianista que también bebía para estimularse, lo hacen con una pieza de Schubert, la Fantasía D. 940, ¡a cuatro manos! ¡Con todo el repertorio que podrían haber elegido para un solo pianista! 

FEBRUARY Sinfonía de la vida en tres movimientos 

Título original: Février
Bulgaria-Francia 2020 125 min.
Guion y dirección
Kamen Kalev Fotografía Ivan Chertov Música Petar Dundakov Intérpretes Ivan Nalbantov, Lachezar Dimitrov, Kolyo Dobrev, Hristo Dimitrov-Hindo Estreno en el Festival de Sevilla 11 noviembre 2020 (Sección oficial)


Febrero
es ante todo una película hermosa y poética, una experiencia hipnótica que te atrapa con aparentemente pocos recursos pero una proverbial facilidad para conjugarlos. Concisa y a la vez contemplativa, la cinta del búlgaro Kamen Kalev retrata la vida de un hombre sencillo en tres momentos diferentes y sin embargo aparentemente contemporáneos entre sí, la niñez, el paso de la juventud a la madurez a través del matrimonio y el servicio militar, y la vejez a la espera de una muerte que no se puede prever ni planificar, como demuestra la danza del protagonista al son de Kathleen Ferrier y la canción inglesa The Fidgety Bairn. Las tres etapas están condicionadas por una autoridad superior, el abuelo que educa y orienta, el mando oficial y el destino que acecha, como a cualquier otra persona en este mundo. El protagonista comulga como nadie con la naturaleza, la respeta y venera en toda su amplitud y esplendor, lo que provoca un espectáculo suntuoso de parajes extraordinarios y singular animalario. El niño que descubre la casa deshabitada, ese misterio que siempre nos ha cautivado y que casi todos y todas hemos experimentado, un primer contacto con los recuerdos, el más allá y el destino. El joven que se presta voluntario para proteger una isla que recorre en silencio y compañía de las gaviotas que la habitan, y que cuando es interrogado por sus pensamientos no sabe o no tiene nada que contestar. Y el viejo que suponemos ha dejado atrás familia y obligaciones para refugiarse en su hábitat, cuidar sus animales y esperar la única realidad que nos espera, la muerte, quizás seguida de una reencarnación o de cualquier otra forma conforme a esa madre naturaleza que tanta agresión sufre de la moderna civilización. Un film que se disfruta en su dimensión poética, reflexiva y estética, y que merece sin duda el máximo reconocimiento en un Festival de Sevilla que supone una de sus primeras puestas de largo.

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