lunes, 28 de febrero de 2022

EL TRIUNFO Cultura, libertad y buena voluntad

Título original: Un triomphe
Francia 2020 105 min.
Dirección
Emmanuel Courcol Guion Emmanuel Courcol y Thierry de Carbonnières Fotografía Yann Maritaud Música Fred Avril Intérpretes Kad Merad, Marina Hands, Sofian Khammes, Pierre Lottin, Wabinlé Nabié, Lamine Cissokhu, David Ayala, Saïd Benchnafa, Aleksandr Mednedev, Laurent Stocker, Mathilde Courcol-Rozès, Catherine Lescault, Yvon Martin Estreno en el Festival de Valladolid 31 octubre 2020; en Francia 1 septiembre 2021; en España 25 febrero 2022


Con solo una película en su haber, Alto el fuego, sobre las heridas de la Primera Guerra Mundial en dos hermanos, el realizador francés Emmanuel Courcol ha convertido ahora una historia real acaecida en Suecia en 1985, en un proyecto de buena voluntad que combina con cierta perica el drama y la comedia para presentarnos una historia si se quiere original en sí misma, aunque vista en conjunto nos resulta familiar y no difiere mucho de otras historias similares de superación de algún tipo de marginación a través del trabajo en equipo, la cultura o el deporte.

Para ello no duda en aceptar una serie de clichés muy transitados, como su protagonista, el habitual actor divorciado, frustrado y amargado que encontrará en la aventura que se le propone no tanto la redención de sus semejantes como la suya misma. Respecto al equipo de presos metidos a actores ocasionales, beben todos del buenismo generalizado que se presupone en este tipo de empeños, haciendo una vez más poco creíble la condescendencia con la que se trata a este tipo de personajes, llegándose incluso a obviar sus crímenes para no hacer peligrar así nuestras simpatías. Flaco favor hace por otro lado a la profesión si confía a un equipo de presos sin experiencia previa la difícil tarea de poner en pie un texto tan complejo, un reto para los actores más curtidos, como Esperando a Godot y la empresa resulta un éxito. Confiamos en que todo forma parte de la magia del cine y sus múltiples convenciones, y que las diferencias con la anécdota real en que se basa la cinta sean más que notables, empezando por el hecho de que aquí a los presos les queda poca condena, lo que les hace más dignos de confianza a la hora de trasladarlos de la cárcel a importantes teatros del país con carácter periódico.

Por si fuera poco, la propuesta tarda en cuajar, a la vista de esa sensación de ya visto que inunda el metraje, si bien su tercio final cuenta con suficientes atractivos para por fin enganchar, especialmente desde que la directora del centro penitenciario, estupenda Marina Hands, responde a la jueza encargada de otorgar los pertinentes permisos, cuando esta le sugiere que dirija un centro cultural, que eso es precisamente lo que pretende. Es ahí donde radica toda la fuerza de su discurso, en apoyar más la cultura para hacer de este un mundo más habitable, justo y libre. Reconocida en los Premios del Cine Europeo como mejor comedia hace dos ediciones.

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