Guión y dirección Spike Jonze Fotografía Hoyte Van Hoytema Música Arcade Fire y Owen Pallett Intérpretes Joaquin Phoenix, la voz en versión original de Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde, Chris Pratt Estreno en España 21 de febrero de 2014
Crítica y aficionados tienden a saludar cada nuevo proyecto de Spike Jonze como quintaesencia de originalidad e ingenio. Entre publicidad, videoclips y reportajes para la televisión, el realizador americano ha dirigido cuatro películas en quince años, cada una sobrevalorada en función de sus presuntamente audaces propuestas. Cómo ser John Malkovich se aprovechaba del tirón que el actor tenía en ese momento, Adaptation o El ladrón de orquídeas fabulaba sobre la propia creación cinematográfica, Donde viven los monstruos se revelaba el cuento infantil más irritante e insufrible de todos los tiempos, y Her (Ella) aspira posiblemente a revolucionar el concepto de cine romántico a fuerza de supuesta modernidad. Si en 1974 Michel Piccoli se enamoraba de una muñeca hinchable en Tamaño natural, de Luis Gª Berlanga, y en 2007 Ryan Gosling repetía proeza en Lars y una chica de verdad, de Craig Gillespie, Jonze nos viene ahora a contar con ínfulas de originalidad y presunta poesía la historia de amor en un futuro próximo entre un melancólico escritor de cartas de amor para otros y el sistema de inteligencia artificial que instala en su ordenador. Resulta que la voz que escuchamos es la de Scarlett Johansson (en versión original, y en castellano presumimos que la de la actriz que habitualmente la dobla), lo que limita nuestra imaginación sobre el físico de la mujer virtual que enamora al protagonista tras servirle como secretaria perfecta. Una desventaja respecto al personaje masculino, lo que disminuye las posibilidades que tenemos para identificarnos con él. La soledad del mundo moderno, la incapacidad para relacionarse, a niveles casi autistas, y la sempiterna decepción frente a las relaciones humanas de verdad se encuentran en el fondo de esta pretenciosa fábula, como si estos temas no se hubieran tratado antes y con resultados generalmente más estimulantes. Su hermosa y evocadora puesta en escena y el comprometido trabajo de Joaquin Phoenix hacen que la cinta se comience a digerir con facilidad, pero el interés va paulatinamente decreciendo hasta desaparecer, como suele ocurrirle a las películas de este vendedor de humo aburrido y caprichoso.
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