jueves, 27 de febrero de 2014

SOLISTAS DE LA BARROCA DE SEVILLA: UN CUARTETO DE MAESTROS Y APADRINADOS

Temporada de conciertos de la Orquesta Barroca de Sevilla. Rafael Ruibérriz, flauta. Josep Martínez, violín. Mercedes Ruiz, violonchelo. Santiago Pereira, clave. Programa: El padrino (Cuartetos TWV 43:G1 y TWV 43:e2 de Telemann; Tríos Wq 143 y Wq 150 de C.P.E. Bach). Sala Joaquín Turina de la Fundación Cajasol, miércoles 26 de febrero de 2014


Ruibérriz en el patio del CICUS en calle Madre de Dios
En una noche tan luctuosa como la del pasado miércoles, en la que lamentamos la pérdida de alguien tan significativo para la música en general como Paco de Lucía, tuvimos hasta tres interesantes propuestas musicales en Sevilla donde elegir: la joven pianista ucraniana Maryana Brodska en el Pabellón de Juventudes Musicales, la inauguración del ciclo de música contemporánea en el Central y este concierto de solistas de la Barroca de Sevilla en la amable sala Joaquín Turina, con un lleno casi absoluto que evidencia una vez más la devoción del público por esta singular formación.

El programa giró en torno a uno de los autores más prolíficos e inabarcables de la historia, Telemann, cuya amistad con el maestro de la fuga le llevó a apadrinar al segundo de sus hijos, Carl Philipp Emanuel, el otro gran protagonista de la noche. Paradójicamente dos de los más firmes y sintomáticos componentes de la orquesta, Mercedes Ruiz y Rafael Ruibérriz, ejercieron a su vez de padrinos de los otros dos intérpretes, jóvenes colaboradores en ciernes de convertirse en nuevos integrantes del conjunto.

La sutileza y la elegancia que caracterizan los Cuartetos de París de Telemann quedó patente en una interpretación que cuidó el contraste entre timbres de la flauta, dominada con agilidad y rico fraseo por el habitual relaciones públicas de la orquesta, y el violín de Josep Martínez, flexible y vigoroso si bien demasiado áspero y puntualmente chirriante. Tiempo tendrá de progresar, como así ha hecho el hoy sensacional Ruibérriz. Mercedes Ruiz como siempre aportó cuerpo, lirismo y sensualidad, mientras Santiago Pereira al clave exhibió concisión y un sonido brillante y bien articulado, fundamental en el caso de Bach. En esa misma estética discurrió el resto del programa, exuberante y desinhibido el Cuarteto en Mi menor del Tafelmusik o Música de entretenimiento de Telemann; melódicos, equilibrados e imaginativos los dos de los once tríos que Carl Philipp Emanuel Bach compuso para flauta, violín y bajo cifrado.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 28 de febrero de 2014

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