Polonia 2013 127 min.
Dirección Andrzej Wajda Guión Janusz Glowacki Fotografía Pawel Edelman Intérpretes Robert Wieckiewicz, Agnieszka Grochowska, Iwona Bielska, Zbigniew Zamachowski, Maria Rosaria Omaggio, Ewa Kolasinska Estreno en Polonia 4 octubre 2013,
en España 1 enero 2015
El veterano realizador polaco Andrzej Wajda, artífice de títulos señeros del cine europeo como Cenizas y diamantes, La tierra de la gran promesa y El hombre de hierro, se fija ahora en la figura del líder de Solidaridad Lech Walesa, pero utilizando una gramática tan clásica como aseada, al más puro estilo de biopic tradicional, desaprovechando las múltiples facetas que tiene tan controvertido y complejo personaje. Y eso que al principio su entrevistadora, una recuperada Maria Rosaria Omaggio (El virgo de Visanteta), hace hincapié en el carácter contradictorio de Walesa, cómplice en la causa de sus compañeros en contra del régimen extremo y dictatorial comunista impuesto desde la Unión Soviética, como ambiguamente colaboracionista con dicho régimen cuando la necesidad acuciaba. Pero esos resortes no son suficientemente analizados por la caligrafía pulcra del octogenario director, que hace unos años denunciaba también otro de los episodios infames de la relación entre su país y la URSS, cuando miles de oficiales polacos fueron asesinados por militares soviéticos en la Segunda Guerra Mundial, en Katyn. En su lugar Wajda acierta a dibujar el perfil carismático, de firmeza y liderazgo del fundador de Solidaridad y ganador del Nobel de la Paz en 1983, con la inestimable ayuda de su protagonista, Robert Wieckiewicz, que además de guardar un asombroso parecido con el biografiado, con ayuda de maquillaje y peluquería, realiza un impecable trabajo dramático. También Agnieszka Grochowska como su esposa Danuta, hace una buena interpretación aunque se potencien en ella aspectos obstaculizadores de la labor de Walesa, a quien seguimos desde sus inicios como electricista en los astilleros de Gdansk y la sangrienta huelga de 1970, hasta las puertas de su proclamación como presidente del gobierno. Remarcando siempre su personalidad populista y humilde, situado a la cabeza del movimiento obrero más por sus cualidades naturales como líder y orador que por su verdadera entrega a la causa, la película acaba resultando didáctica pero sin alcanzar el nivel de fascinación que un personaje como éste debería suscitar.
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