Guión y dirección Damien Chazelle Fotografía Sharone Meir Música Justin Hurwitz Intérpretes Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Nate Lang, Jayson Blair, Kavita Patil, Kofi Siriboe Estreno mundial en el Festival de Sundance 16 enero 2014; en Estados Unidos 10 octubre 2014; en España 16 enero 2015
Con su segunda película como realizador, podemos considerar al joven Damien Chazelle el nuevo enfant terrible del cine americano, proponiéndonos un sensacional, intenso y emocionante duelo entre un joven que busca la excelencia en la interpretación de su instrumento, la batería, y el profesor y director de la excelente banda del mejor conservatorio de Nueva York, que le da réplica como auténtico Mefistófeles. Ya en su primera película, Guy and Madeline on a Park Bench (2009) Chazelle homenajeaba al cine musical americano, y muy especialmente al de la Metro Goldwyn Mayer, a través del jazz. En 2012 fue rechazado su guión para Whiplash, que significa Latigazo y es uno de los temas que se interpretan recurrentemente en el film; pero convencido de su valía rodó un cortometraje de prueba que presentó en Sundance en 2013, interpretado por el propio J.K. Simmons dando vida al terrible profesor, y eso le abrió las puertas de una financiación que ha convergido en una de las sorpresas más estimulantes del año, con premios en Sundance 2014 (Mejor película y Premio del público), Valladolid (Mejor director novel), Globos de Oro (Mejor actor secundario) y cinco nominaciones al Oscar. A ritmo de trepidante jazz de big band, magníficamente rodada y montada, la cinta nos cuenta el desesperado esfuerzo de un jovencísimo músico por alcanzar la perfección, sus renuncias y sacrificios, su fatiga existencial y tortura física, sometido a la disciplina férrea de corte militar que le impone su durísimo profesor. El resultado es una película apasionante con ciertos excesos y giros de guión forzados, propios de quien fue guionista de la disparatada pero muy divertida Grand Piano, dirigida por Eugenio Mira y producida por Rodrigo Cortés (Enterrado) en 2013. Pero tales excesos y disparates no deslucen un espectáculo visual y emocional de primer orden, un viaje hipnótico al olimpo de los grandes, todo justificado por alcanzar la posteridad aún a costa de sufrir en vida. A la estupenda banda sonora de standards y originales de Justin Hurwitz hay que añadir el duelo interpretativo de Miles Teller y J. K. Simmons, característico del cine americano al que hemos visto en innumerables ocasiones sin que nunca destacara tanto como ahora con un trabajo que le ha reportado un sinfín de reconocimientos artísticos. Sólida emoción, cine en estado puro es lo que ofrece este imprescindible título en el que se premia la perseverancia, el trabajo duro y entregado y la confianza en uno mismo. La anécdota de Charlie Parker y la conversación familiar no tienen desperdicio y condensan el espíritu del film; el resto es espectáculo y pura emoción con la que Damien Chazelle ha logrado sumar al cine inspirado en el jazz otro título inolvidable.
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