Dirección Gabe Ibáñez Guión Gabe Ibáñez, Igor Legarreta y Javier Sánchez Donate Fotografía Alejandro Martínez Música Zacarías M. de la Riva Intérpretes Antonio Banderas, Dylan McDermott, Melanie Griffith, Birgitte Hjort Sørensen, Robert Forster, Tim McInnerny, Andy Nyman, David Ryall, Andrew Tiernan y la voz en versión original de Javier Bardem Estreno en el Festival de San Sebastián 20 septiembre 2014; en salas comerciales de España 23 enero 2015
Una parte considerable de la crítica alabó el anterior largometraje de Gabe Ibáñez, Hierro, rodado en 2009 en la isla canaria. Tanto debió llamar la atención también de Antonio Banderas que ha decidido embarcarse en la producción de este film que se inscribe en el género de ciencia-ficción apocalíptico que tanto se lleva actualmente. La empresa le ha salido regular, pues en este país en el que tanto exigimos a lo nuestro y tan poco a lo que llega del otro lado del Atlántico, esa misma crítica se le ha echado encima. Que si es deudora de Blade Runner, que si es aburrida… Sólo el tiempo, como siempre, decidirá si merece más o menos la pena esta aportación a los universos generados por Philip Dick e Issac Asimov, en la que en un futuro próximo la humanidad habrá de convivir con robots dotados de inteligencia artificial, e incluso competir con ellos. Cierto que la cinta no disimula nada su inspiración en la puesta en escena del clásico de Ridley Scott, por cierto un fracaso absoluto de crítica y taquilla en su momento. Neones, pantallas virtuales y hasta lluvia nocturna forman parte de la iconografía de esta ambiciosa producción cuyos aseados efectos visuales corren a cargo del departamento de producción búlgaro. Banderas da vida a un agente de seguros con pinta de duro a lo Bruce Willis, que se ve envuelto en una suerte de revuelta de estos robots, incapaces de generar violencia en contra de sus creadores los hombres, pero resueltos a regenerarse y reproducirse con fines de expansión y reafirmación. El ritmo es premioso como en aquellos spaghetti westerns de Sergio Leone con los que guarda cierta similitud, pero no decae, mientras sus ínfulas seudofilosóficas acerca del origen de la humanidad y el futuro de la robótica no dejan de tener su acierto e interés. A destacar la coincidencia en el reparto del actor malagueño con su entonces todavía esposa Melanie Griffith, desfigurada de tanta absurda operación. Lo que no se comprende es que sus efectos visuales no hayan sido nominados a los Goyas, donde compiten en esa categoría cintas con mucho menor valor en ese apartado, como El niño o La isla mínima, mientras no se entiende lo de Mortadelo y Filemón, todo en ella puro efecto visual en su condición de cinta animada. Sí la han nominado en los apartados de fotografía, vestuario, sonido y diseño de producción.
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