Teatro de la Maestranza, jueves 24 de septiembre de 2015
John Axelrod, el nuevo director artístico de la Sinfónica, no volverá a subir al pódium hasta bien entrado noviembre. Es el turno ahora de los directores invitados, y el primero ha sido el joven de San Petersburgo Stanislav Kochanovsky; toda una promesa, reconocido y laureado por doquier, comprensible a tenor de lo escuchado en el Maestranza en uno de los pocos conciertos convencionales de la temporada recién estrenada, en lo que a combinación de pieza concertante y obra sinfónica se refiere.
Su paisano, el pianista Alexei Volodin, realizó una interpretación nítida y estilizada del Concierto Egipcio de Saint-Saëns. En diciembre de 2012 en este mismo escenario, con las Variaciones Paganini de Rachmaninov junto a la Filarmónica de Málaga, destacábamos su virtuosismo técnico frente a una insuficiente dosis de lirismo; un escollo ahora superado gracias a una lectura estilizada, luminosa y cromática del concierto del autor de Sansón y Dalila. Volodin mantuvo un diálogo fluido con la orquesta, abundante en episodios efervescentes, mientras Kochanovsky acentuó la finura de la orquestación y su atmósfera exótica, especialmente en un andante misterioso, apacible y fuertemente expresivo. Como propina, una mazurca de Chopin corroboró la fuerza técnica y expresiva del pianista.
En la segunda parte, el joven y elegante director realizó una versión épica e impactante de la tantas veces programada y escuchada Sheherazade de Rimski-Korsakov. Una exhibición vistosa e imaginativa de este prodigio de destreza orquestal en la que el conjunto respondió con todas sus armas, lográndose una interpretación cálida, evocadora y sensual, beneficiada también por la melodiosidad y el exultante lirismo al violín de Paçalin Zef Pavaçi, nuevo concertino alternativo de la orquesta.
Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 26 de septiembre de 2015
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