Dirección Oriol Paulo Guión Oriol Paulo y Lara Sendim Fotografía Xavi Giménez Música Fernando Velázquez Intérpretes Mario Casas, Bárbara Lennie, José Coronado, Ana Wagener, Francesc Orella, Paco Tous, Cristian Valencia, David Selvas Estreno 6 enero 2017
Después de debutar como guionista en Los ojos de Julia y como director en El cuerpo, ambas protagonizadas por Belén Rueda, Oriol Paulo se mantiene coherente a sí mismo y se afianza como renovador patrio del cine detectivesco al estilo antiguo, pero remozado con una puesta en escena que huye afortunadamente de lo rancio. En esta ocasión plantea una interesante historia en la que un atractivo hombre de negocios es acusado de haber asesinado a su amante, contando sólo con tres horas para articular una buena defensa con la ayuda de una implacable abogada que luce estilo basado en la Meryl Streep de El diablo viste de Prada. En el camino se cruza otra historia muy afín a la actualidad sensacionalista de este país, con desapariciones misteriosas y cuerpos desaparecidos. Siguiendo la técnica de los diferentes puntos de vista y narraciones alternativas, se va generando un confuso y retorcido puzzle que el espectador deberá ir resolviendo si quiere tomar ventaja a un guión ciertamente muy trabajado. Sin embargo da la sensación de que no resistiría un segundo visionado sin descubrirse definitivamente sus costuras, sin la sensación de que hay lagunas insalvables y que muchos detalles la delatan, empezando por uno muy particular que hace su aparición casi a mitad de metraje y revela un gran porcentaje del misterio planteado. Hay errores de casting, especialmente José Coronado, y un Mario Casas que definitivamente sabe actuar pero se las ingenia mal para entonar. Ana Wagener sin embargo se come a sus compañeros de reparto, Bárabara Lennie luce lo justo, y los demás son simples caricaturas sin relieve ni profundidad. La trama pretende ser ingeniosa y por momentos lo consigue, pero las más de las veces resulta artificiosa y farragosa. Con todo se trata de un producto entretenido y bien manufacturado que merece más nuestra atención que otros extranjeros con los que solemos mostrarnos más indulgentes.
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