Dirección Andy Muschietti Guión Chase Palmer, Cary Fukunaga y Gary Dauberman, según la novela de Stephen King Fotografía Chung-hoon Chung Música Benjamin Wallfisch Intérpretes Jaeden Lieberher, Jeremy Ray Taylor, Sophia Lillis, Finn Wolfhard, Chosen Jacobs, Jack Dylan Grazer, Wyatt Olef, Bill Skarsgard, Nicholas Hamilton, Jake Sim, Logan Thompson, Owen Teague, Jackson Robert Scott, Stephen Bogaert, Stuart Hughes, Molly Atkinson, Megan Charpentier, Javier Botet Estreno simultáneo en Estados Unidos y España 8 septiembre 2017
Una de las sensaciones del año mediante una de esas vastas campañas de publicidad que convierten en imperdonable no verla, It era una asignatura pendiente dentro de la larga serie de películas basadas en novelas de Stephen King, aunque ya hace casi treinta años se realizara una mini serie para televisión. Fruto de una mente torturada y desequilibrada, seguramente con una infancia muy chunga, propone una mirada al difícil paso de la infancia a la adolescencia a partir de una serie de clichés que convergen en una espeluznante historia de terror protagonizada por un horrendo payaso bajo cuyo maquillaje se esconde el apolíneo hijo de Stellan Skarsgard y hermano de Alexander, Bill Skarsgard. Como si los payasos no constituyeran de por sí objeto de las fobias más extremas por parte de un amplio sector de la población infantil, en el enfermizo argumento del autor de El resplandor se dan cita todos los horrores propios de una niñez adulterada, como maltrato infantil, abuso sexual, sobreprotección, desapariciones, orfandad, bullying y otras manoseadas delicatessen de repertorio. Reminiscente de Cuenta conmigo, y en mayor medida de Los Goonies, en su supuesta reivindicación de la aventura clásica, pretende subrayar la fuerza de la amistad y la compenetración en una serie de niños frikis, pero con un terror como telón de fondo en el que el disparate se da la mano con lo absurdo con tal de proponer una serie de situaciones terroríficas. El peor de los fantasmas sin embargo no es la preocupación puntual de cada protagonista sino el hecho de ver, una vez más en el cada vez más enfermizo cine americano, niños empuñando armas de toda índole y enfrentándose con la violencia más extrema a sus acosadores, ya sean terrenales o sobrenaturales. Los perpetradores de este desatino, por mucho que se adapten a la letra del famoso escritor, son el matrimonio argentino Muschietti (Andy en la dirección y Barbara en la producción), que hace unos años también invadieron las pantallas de efectismo terrorífico con Mamá. Entre los guionistas destaca Cary Fukunaga, director de las estimables Sin nombre, Jane Eyre, la inédita entre nosotros Beasts of No Nation y la serie de televisión True Detective. En el elenco una pandilla de nuevos rostros que hacen un excelente trabajo, dejando las estrellas para su segunda parte, aún en proceso de gestación, cuando los chicos sean adultos, mientras el catalán Javier Botet vuelve a encarnar uno de esos seres monstruosos que lo están convirtiendo en millonario imprescindible. Al final ni sabemos por qué Derry en Maine es objeto de esta dolorosa maldición, ni si el vehículo es adecuado para superar la difícil pérdida de la inocencia, ni si haber estado sometidos a tanta tensión ha merecido la pena; porque eso sí, hay ritmo, tensión e inquietud en una película muy cuidada en los aspectos técnicos pero perdida en su amalgama de violencia extrema y falta de toda ética, sepultada bajo un lodo de absurdo que la hace intragable, y con respecto a sus referentes ochenteros, sin alma.
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