Orquesta Barroca de Sevilla. Temporada de conciertos 2019/2020. Gabriel Díaz, contratenor; Guillermo Peñalver, flauta; Hiro Kurosaki, violín y dirección. Programa: Obertura de La veritá in cimento, aria de Farnace y Concierto para flauta RV440, de Vivaldi; Arias de Giulio Cesare in Egitto, Admeto, ré di Tessaglia y Orlando, y Concierto para flauta HWV314, de Haendel. Espacio Turina, lunes 12 de octubre de 2020
Gabriel Díaz y la Barroca de Sevilla |
Después de medio año en desuso, entre la nueva edición del Festival de la Guitarra y este concierto de reencuentro de la Barroca con su público de Sevilla, el Espacio Turina ha vuelto a cumplir su cometido, llenar de música y felicidad nuestras vidas, aunque también aquí como en tantas cosas un halo de tristeza se haya apoderado del ambiente. Tiene que ver con el uso generalizado de mascarillas, la distancia de seguridad, y sobre todo los múltiples varapalos que ha recibido la cultura. Y en este punto nos unimos al aplauso unánime que mereció el contratenor sevillano Gabriel Díaz en su breve, y a ratos divertida, locución cuando se refirió a los héroes del repertorio programado como esa cultura herida que recibe muchas puñaladas y aún le queda aliento para seguir dando lo mejor de sí. Quizás por tratarse del final de un puente, o porque se ha asentado en el público una animadversión tan inexplicable a acudir a espectáculos públicos como cuando nos aprovisionamos de papel higiénico al principio de la pandemia, pero lo cierto es que a pesar de los miles de miembros que tiene la Asociación de Amigos de la Barroca, hubo muchos huecos en el aforo limitado del Turina, y sin apoyos la cultura tardará mucho en remontar, lo que no deja de ser una tragedia.
Este concierto de la
Barroca tras meses de inactividad tuvo aires de reencuentro y arranque, a pesar
de que se trataba en realidad del último
de la malograda pasada temporada. En concreto tenía que haberse
desarrollado en junio, aunque con un programa ligeramente distinto, y con
Xavier Sabata, a quien pudimos disfrutar la pasada temporada en la Agripina del Maestranza, muy poco antes
de darse el cerrojazo a la antigua normalidad, como voz solista. Un avanzado
catarro parece haber sido la causa para que en el último momento Sabata fuera
reemplazado por Gabriel
Díaz, a quien hemos oído muchas veces en agrupaciones como el Coro de
la Sociedad Musical de Sevilla o el grupo Vandalia, pero pocas veces hemos disfrutado como solista en el seno de la
Barroca, apenas recordamos un Aci,
Galatea y Polifemo de Haendel. Tiene mérito enfrentarse a un programa tan exigente como el
diseñado para el temperamental Sabata, y sobre todo hacerlo con tan poco tiempo
para prepararlo, pero Díaz salió airoso
del empeño para regocijo de quienes tuvimos ocasión de disfrutarlo.
Una voz entonada
y refulgente
Guillermo Peñalver a la flauta Foto: Luis Oller |
En sus solos, sendos
conciertos para flauta de Vivaldi y Haendel, Peñalver alcanzó su máximo esplendor en el breve larghetto vivaldiano, mientras se quedó corto en un allegro final haendeliano ahogado por la
orquesta. Entrambos volvió a exhibir elegancia
y delicadeza, mientras Kurosaki, que también ejerció de forzado locutor
para introducir cada pieza, llevó a la orquesta desde unos inicios puntualmente estridentes a su habitual y arrolladora
fuerza expresiva. También Ventura Rico cumplió con su cometido de fundador
y miembro histórico agradeciendo este anhelado reencuentro y nombrando uno a
uno cada músico convocado para la ocasión, otro gesto que define su calidez
humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario