viernes, 30 de octubre de 2020

LAS BRUJAS (DE ROALD DAHL) Lo que el aspecto esconde

Título original: The Witches
USA 2020 99 min.
Dirección
Robert Zemeckis Guion Robert Zemeckis, Kenya Barris y Guillermo del Toro, según el cuento de Roald Dahl Fotografía Don Burgess Música Alan Silvestri Intérpretes Anne Hathaway, Octavia Spencer, Jahzir Bruno, Codie-Lei Eastick, Stanley Tucci, Charles Edwards, Morgana Robinson, Orla O’Rourke, Philippe Spall, Angus Wright y las voces de Chris Rock y Kristin Chenoweth
 Estreno en USA (Internet) 22 octubre 2020; en España 30 octubre 2020

Cada nueva película de Robert Zemeckis suele ser una fiesta, y ésta no es la excepción. Ahora bien, qué es lo que haya motivado al director de Regreso al futuro y Forrest Gump, a Guillermo del Toro, que produce y colabora en el guion, y a Alfonso Cuarón, también en labores de producción, a perpetrar una nueva adaptación del cuento de Roald Dahl resulta un enigma. El reputado escritor ha visto cómo muchos de sus cuentos han sido llevados al cine, desde Charlie y la fábrica de chocolate a Matilda pasando por Mi amigo el gigante y James y el melocotón gigante, e incluso al musical con Willy Wonka y la fábrica de chocolate.

Las brujas ya fue llevada al cine por Nicolas Roeg en 1989, con Anjelica Huston como protagonista, que aquí se bautizó como La maldición de las brujas. Poco hay que separe este nueva adaptación de la británica del director de Amenaza en la sombra, que ya contaba por aquel entonces con unos buenos efectos visuales, salvo que ahora los protagonistas, el niño y la abuela que lo acoge tras la muerte en accidente de sus padres, son afroamericanos y no británicos refugiados en Escandinavia. Tucci sustituye a Mr. Bean como dueño del lujoso hotel donde se desarrolla la trama, y en general se nota mucho más la infografía en el acabado total, lo que contribuye a dar al conjunto un aspecto más acorde al tradicional cuento para niños.

Esta nueva incursión de Zemeckis en un universo de mujeres sofisticadas y perversas, tras La muerte os sienta tan bien de 1992, podría haberse revestido de más humor negro, dosis de ironía y mala leche y aprovechar así todavía más la vena cómica de Anne Hathaway, quien curiosamente parece haber retomado con este papel el que desempeñó Meryl Streep en la película que le dio la oportunidad definitiva, El diablo viste de PradaLa cartelera se inunda de brujas, justo cuando parecía que habíamos superado ese estigma femenino que sirvió durante siglos para censurar y condenar a quienes se atrevían a rivalizar en libertades e iniciativas con los hombres. Afortunadamente tanto Dahl como Zemeckis definen a sus villanas como demonios con falso aspecto de mujer, que algo salva la situación. Por lo demás el director cumple con un trabajo festivo, entretenido y medianamente sofisticado, sin olvidar sus inevitables dosis de ternura. No merece esforzarse mucho para intentar encontrar más lecturas paralelas e interpretaciones más allá de lo que la propia narrativa ofrece, meramente jocosa. Quizás tan solo destacar su mensaje final, que no importa cómo seamos sino cómo nos sentimos.

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