jueves, 22 de octubre de 2020

LA VOZ HUMANA Almodóvar da forma a una obsesión

Título original: The Human Voice
España 2020 30 min.
Guion y dirección
Pedro Almodóvar, según la obra de Jean Cocteau Fotografía José Luis Alcaine Música Alberto Iglesias Intérpretes Tilda Swinton, Agustín Almodóvar, Miguel Almodóvar, Pablo Almodóvar Estreno en el Festival de Venecia 3 septiembre 2020; en España 21 octubre 2020


Tiene mérito estrenar en cines un mediometraje de solo treinta minutos y convocar tanto público expectante ante lo nuevo y muy difundido de Almodóvar. No recordamos un privilegio igual, pero él se lo puede permitir y más cuando se trata de un proyecto y un argumento que siempre le ha perseguido y por el que podemos afirmar siente una especial atracción e incluso obsesión. La obra de Cocteau en la que una mujer espera desesperada la llamada de su amante después de que éste le haya abandonado por otra mujer, ha inspirado muchos cortometrajes y trabajos para la televisión, habiendo sido interpretados por actrices de la talla de Ingrid Bergman, Sophia Loren y Rosemund Pike. La más reciente data del año pasado y se trata de una producción canadiense; incluso dio lugar en 1958 a una ópera en un solo acto de Poulenc. Pero a Almodóvar ya le ha perseguido en anteriores ocasiones, en Mujeres al borde de un ataque de nervios y La flor de mi secreto, y de forma más directa en una secuencia de La ley del deseo en la que el personaje de Carmen Maura protagoniza una representación teatral.

El confinamiento ha sido una situación ideal para encerrarse a dar forma a este trabajo y rodarlo en condiciones muy estrictas el pasado verano. La presencia de Tilda Swinton justifica que sea el primer trabajo de Almodóvar rodado casi íntegramente en inglés, ya que en una primera secuencia podemos ver a Agustín Almodóvar y sus dos hijos acompañando a la actriz inglesa. Su aspecto andrógino y su estilo preciso y confiado evita los habituales extremismos expresivos con los que se aborda este personaje de mujer despechada y atormentada por el hombre que le ha abandonado y por el que siente una suerte de malsana dependencia. Si por algo merece esta nueva adaptación del monólogo de Cocteau, al margen de sus méritos estéticos, es por la habilidad del director manchego para con pocos elementos, entre ellos la siempre enigmática presencia de Swinton y un decorado que proporciona irrealidad al conjunto, ofrecer una versión más contemporánea y justa de la mujer, que permita alejarla del tópico de mujer sumisa al servicio del hombre, sin para ello traicionar el texto original en el que solo confiesa haberse inspirado.

Puro espectáculo Almodóvar gracias a la siempre colorista y alegremente iluminada fotografía de José Luis Alcaine y la ilustración musical de Alberto Iglesias, que para la ocasión echa mano de algunas de sus partituras para el cineasta amigo, como Los abrazos rotos y La piel que habito, además de alguna composición original, y cuyo sesenta y cinco cumpleaños coincidió ayer con el estreno de la película. El habitual despliegue de objetos artísticos personales del autor en la dirección artística contribuye también a dar ese sello personal a un conjunto que quizás solo fuera necesario en la mente del realizador, no tanto en la del y la espectadora.

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