USA-Alemania 2021 108 min.
Dirección Wes Anderson Guion Wes Anderson, Roman Coppola y Hugo Guinness Fotografía Robert D. Yeoman Música Alexandre Desplat Intérpretes Bill Murray, Benicio del Toro, Lèa Seydoux, Tilda Swinton, Frances McDormand, Jeffrey Wright, Adrian Brody, Timothée Chalamet, Owen Wilson, Mathieu Amalric, Lyna Khoudri, Steve Park, Saoirse Ronan, Willem Dafoe, Cécile de France, Elisabeth Moss, Christoph Waltz, Rupert Friend, Jason Schwartzman, Bob Balaban, Henry Winkler, Lois Smith, Larry Pine, Liev Schreiber, Edward Norton, Denis Ménochet, Guillaume Gallienne, Griffn Dunne y la voz de Anjelica Huston Estreno en el Festival de Cannes 12 julio 2021; en España y Estados Unidos 22 octubre 2021
Unos admiran al director de Los Tenembaum, mientras a otros nos parece insufrible. Solo Isla de perros y parte de esta su última película ha logrado suscitar cierto interés en nosotros, mientras otros celebrados títulos suyos como Life Aquatic, Fantastic Mr. Fox, Moonrise Kingdom y sobre todo El Gran Hotel Budapest, solo han concitado nuestro radical rechazo a una exuberante estética vacía de contenido. La de esta crónica periodística entronca estéticamente de forma especial con el último título aludido pero también con las formas depuradas y los escenarios de viñeta del director sueco Roy Andersson (Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia), y los consabidos homenajes a los que directores con tan poco que aportar como éste se entregan sin remisión, como es el caso del tributado a Jacques Tati en esta esteticista entrega.
Un reparto increíblemente lujoso ayuda también a dar lustre y atractivo a lo que carece casi por completo de interés. Dividida en tres historias, un prólogo y un epílogo, La crónica francesa despacha la línea editorial del semanario de un hipotético periódico de Kansas en su sucursal francesa, y afrancesada al más puro gusto americano. Bill Murray lo dirige con su habitual rictus despreocupado, mientras la voz de Anjelica Huston se encarga de introducirnos en el colorista escenario de las historias que redactan Tilda Swinton (lo mejor de la película, quizás por eso el primer segmento sea el más interesante y divertido), Frances McDormand (pasaba por ahí) y Jeffrey Wright (el Felix Leiter del Bond Craig), a lo largo de tres décadas.
En los cincuenta Anderson homenajea el arte francés, con un sosías de Picasso, que como todos los americanos saben representa más al arte galo que al español, interpretado por el también hispano Benicio del Toro, y Lois Smith haciendo de una suerte de la escritora, coleccionista y mecenas americana Gertrude Stein. En los sesenta es inevitable referirse a la revolución universitaria, el sexo y el amor, con el insufrible Chamalet de por medio y la joven Lyna Khoudri (Papicha) dándole la réplica. Y en los setenta la consabida cuisine, aunque en manos de un oriental (Steve Park) parece ser la protagonista hasta que todo deviene en una historia policial de esas que tanto interpretaron Jean-Paul Belmondo y Alain Delon en aquella década, añadiendo secuencias animadas a las persecuciones policiales para saturar ya del todo la barroquísima propuesta estética de este especialista en inflar de contenido formal lo que en el fondo no es sino mera superficie.
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