Dirección Marcel Barrena Guion Danielle Schleif y Marcel Barrena Fotografía Kiko de la Rica Música Arnau Bataller Intérpretes Eduard Fernández, Dani Rovira, Anna Castillo, Sergi López, Álex Monner, Melika Foroutan, Giota Festa, Patricia López Arnaz, Vassilis Bisbikis, Yiannis Niarros Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2021; en salas 1 octubre 2021
Estamos de enhorabuena, el cine español se ocupa de temas de actualidad, sociales y humanos, y lo hace bien. Si hace unos días saludábamos el nuevo trabajo de Icíar Bollaín a propósito del diálogo entre víctimas y verdugos en el conflicto vasco, toca ahora el turno de prestar atención a un drama que no cesa y es consecuencia también de la perversión humana y la ambición sin límites, con la agravante de que esta vez todos y todas somos cómplices, apoltronados en nuestra cómoda y placentera vida sin espacio para gente molesta que los gobiernos que hemos elegido se empeñan a fondo en erradicar para no enturbiar nuestra calidad de vida. Un drama que dura siglos, y si no que se lo pregunten a los fans de Isabel La Católica.
Marcel Barrena demostró hace cinco años un sincero interés por temas de calado humano en su anterior película, 100 metros, en la que un joven con esclerosis afronta el reto de superar una de las pruebas deportivas más duras y completas del planeta. Aquello estaba basado en una historia real y de nuevo es otra la que inspira el guion que el propio Barrena ha escrito junto a Danielle Schlief, más curtida en producción que en escritura. Quizás por eso, y a pesar de haber contado con la ayuda del protagonista real de esta trágica aventura, Óscar Camps, lo más endeble de la cinta sea su línea narrativa, la dramatización de unos acontecimientos con más hechuras de documental que de ficción propiamente dicha. En ese desequilibrio se incluyen también unos personajes quizás demasiado superficiales, sin apenas relieve ni sustancia más allá de lo que vemos y oímos en pantalla. Pero este es un detalle sin importancia sin tenemos en cuenta el alcance emocional de la tragedia que viven a diario millones de inmigrantes y refugiados a los que la guerra y la sinrazón les ha quitado todo, y no hablamos de la naturaleza, que al fin y al cabo con esta hace muchos millones de años que firmamos un contrato de convivencia que somos los humanos quienes más a menudo incumplimos.
Hablamos de el hombre atropellando al hombre, generando dolor a diestro y siniestro y a menudo golpeándose el pecho asumiendo responsabilidades sin la más mínima intención de corregirse. Allí en las idílicas islas griegas hace unos años se generó uno de esos dramas inabarcables con gobiernos degenerados y otros que los apoyan aún más degenerados, y mafias imperdonables llevando a la muerte y la ruina a millones de congéneres, niños incluidos, precisamente la razón para que Óscar Camps y su equipo de socorristas barceloneses viajaran a Lesbos para ayudar desinteresadamente y acabar creando la ONG Open Arms, tantas veces vilipendiada por las autoridades y la prensa, y de la que este film es un sincero y honesto homenaje. Porque no hay artificio ni afán de crear gran espectáculo, a pesar de su excelente nivel técnico, en esta crónica necesaria y emotiva sobre gente que merece la pena.
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