Guion y dirección David Trueba, según su novela “Blitz” Fotografía Agnès Piqué Corbera Música Maika Makovski Intérpretes David Verdaguer, Isabelle Renaud, Amaia Salamanca, Jon Arias, Vito Sanz, Carla Nieto, Elsy Gomes, Naiara Carmona, Violeta Rodríguez Estreno en la Seminci 31 octubre 2025; en salas 7 noviembre 2025
No logramos entender cuál es el significado en el juego de la palabra blitz, que da título a la novela de David Trueba en la que se basa su última película. Conocemos el significado de la palabra, bombardeo, pero no acertamos a comprender la relación con el argumento que plantea. Percibimos que nos quiere hablar de un personaje muy perdido, en lo personal y en lo laboral, que acaba de sufrir una ruptura sentimental y un fracaso laboral, y que una sirena bastante mayor que él le ha rescatado del abismo. En medio, nos damos cuenta de que este trabajo es un caramelito para David Verdaguer, que logra conmover y divertir a partes iguales sin echar nunca mano de la sobreactuación ni la estridencia, siempre en su justa medida, con delicadeza y sutileza. Junto a él, Amaia Salamanca e Isballe Renaud logran darle una réplica perfecta, y todo envuelto en la magia de la aventura fuera de tu entorno, en otro país, en otra ciudad, en este caso Lieja en Bélgica.
Cuenta además con un par de secuencias memorables, una en el congreso al que el protagonista asiste para presentar un proyecto arquitectónico; la otra, en el tren de Barcelona a Madrid. Crónica de descubrimientos a una edad en la que se cruza la frontera que lleva a la madurez definitiva, sin marcha atrás. Y todo en un tono de comedia triste, nostálgica, para convencernos de las bondades del amor, y de que sin él siempre es invierno.
Hablada casi toda en inglés, por aquello del romance internacional, se trata de una película sensible y elegante, bien escrita, dirigida con cariño e interpretada con responsabilidad. Aún a riesgo de resultar ridículos, nos cabe reprocharle que Verdaguer y Salamanca paseen por un carril bici o que él deje correr el agua de la ducha de forma larga y continuada sin meterse en ella. Malos ejemplos que decía mi padre.

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