domingo, 24 de febrero de 2013

BLUE VALENTINE Las edades del ser humano

USA 2009 114 min.
Dirección Derek Cianfrance Guión Derek Cianfrance, Joel Curtis y Cami Delavigne Fotografía Andrij Parekh Música Grizzly Bear Intérpretes Ryan Gosling, Michelle Williams, Faith Wladyka, John Dorman, Mike Vogel, Marshall Johnson, Jen Jones, Maryann Plunkett Estreno en España 22 febrero 2013

Aprovechando el estreno, por fin, de esta película que obtuvo en su momento una nominación al Oscar para Michelle Williams, la revisamos para constatar que tras considerarla la enésima revisión de la crisis de pareja, a través de lo que se supone un exhaustivo análisis de las ilusiones del comienzo de una relación, en vivo contraste con el desgaste de la misma y los múltiples problemas añadidos a un desequilibrio emocional notable, encontramos ahora algunos puntos de interés que eleva nuestra apreciación sobre la misma. Su director, que tras debutar en 1998 con la desconocida Brother Tied se ha dedicado todos estos años a dirigir sólo documentales, y espera ahora el estreno entre nosotros de su nueva película, también protagonizada por Ryan Gosling, abusa quizás de los efectismos y afecciones propias del cine indie, pero vislumbra una sutileza poco habitual a la hora de afrontar problemas de pareja sustentados en la desconfianza, los celos, el sentido de la propiedad y, en definitiva, el amor machista. Sin necesidad de subrayar comportamientos ni detalles, asistimos desde un primer momento a una relación de pareja que no funciona, con testigos de sus múltiples desencuentros y frustraciones varias, con una estructura de idas y venidas, desde la ilusión con la que comenzaron su historia de amor, malograda por incompatibilidades y asfixias comunes en muchas de las parejas sentimentales actuales. Pero Blue Valentine no es solo eso, sino que refleja además con bastante acierto las edades del hombre, la infancia inocente, personificada en la hija de la pareja, la emocionante y vitalista juventud, el hastío y el desencanto de la madurez y la resignación de la vejez, con un episodio tan emotivo como el del anciano cuya habitación en la residencia el personaje de Gosling convierte en un hogar lleno de recuerdos, a pesar de la pérdida de su amada, y que ayuda a perfilar la profunda ternura y humanidad del protagonista, a quien de esta forma no llega a juzgar severamente a pesar de dar detalles de inestabilidad y violencia emocional. Todo articulado para plasmar el dolor en una pareja, el desarraigo emocional y los daños colaterales, a lo que contribuye poderosamente la muy matizada interpretación de sus protagonistas, que sin grandes alardes de figuración logran plasmar en sus rostros esas distintas edades del ser humano.

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