USA 2013 107 min.
Dirección Kim Jee-woon Guión Andrew Knaver Fotografía Kim Ji-yong Música Mowg Intérpretes Arnold Schwarzenegger, Forest Whitaker, Johnny Knoxville, Rodrigo Santoro, Jaimie Alexander, Luis Guzmán, Eduardo Noriega, Peter Stormare, Zach Gilford, Genesis Rodríguez, Harry Dean Stanton Estreno en España 1 febrero 2013
Hace casi una década que Schwarzenegger no protagonizaba una película; fue en 2003 con la tercera entrega de Terminator. Después se ha limitado a hacer apariciones estelares en La vuelta al mundo en 80 días y las dos partes de Los mercenarios. Su regreso lo hace ahora en forma de western contemporáneo y crepuscular, como el que protagonizó John Wayne en el eclipse de su carrera con El último pistolero. La comparación desde luego le viene grande, porque donde en aquella encontrábamos una cinta digna y estimable, aquí no encontramos más que una sucesión inagotable de secuencias de acción sustentadas más en el tiroteo indiscriminado que en el ingenio visual y narrativo. Importando para la ocasión a uno de esos realizadores coreanos tan sobreestimados que cargan de violencia nauseabunda todo lo que tocan, sea el terror (Dos hermanas) o la acción pura (Encontré el diablo), la película parece patrocinada por la Asociación Americana del Rifle, con toda clase de artilugios ametralladores, un personaje presuntamente divertido que posee un museo de armas, a algunas de las cuales llama por nombres femeninos en señal de amor, y unos malos que se suponen terribles pero que una vez más son torpes como demonios, y eso que quien los comanda va de perverso sofisticadísimo e invencible, Eduardo Noriega, que para la ocasión ha cometido el error de autodoblarse, que como otras veces que nuestros intérpretes lo han hecho no sirve más que para perder naturalidad. Por cierto, ¿dónde habrá aprendido a conducir así?
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