Francia 2018 107 min.
Dirección Cédric Kahn Guión Cédric Kahn, Fanny Burdino, Samuel Doux y Aude Walker Fotografía Yves Cape Intérpretes Anthony Bajon, Damien Chapelle, Álex Brendemühl, Louis Grinberg, Hanna Schygulla, Antoine Amblard, Colin Bates, Iñaki Aguirre, Carlos Bonilla Estreno en el Festival de Berlín 18 febrero 2018; en Francia 21 marzo 2018; en España 7 junio 2019
Aunque activo desde 1991, Cédric Kahn, a quien hemos visto como actor en cintas como Cold War o Después de nosotros, apenas ha dirigido ocho películas, dentro de una filmografía floja que no mejora precisamente con esta película que sin embargo se revela como la más interesante y ambiciosa de su producción. En ella cuenta la historia de un joven drogodependiente que busca rehabilitación en el seno de una comunidad religiosa, si bien no se nos informa en ningún momento si se trata de una decisión voluntaria, prescrita por alguna autoridad judicial o como consecuencia de un imperativo familiar. Lo cierto es que en ese ambiente irá previsiblemente desarrollando cierta inquietud por el más allá, la fe y la confianza en un ser superior capaz de enmendar su errático comportamiento e irascible talante. Aunque el director procura no adoctrinar ni resultar insidioso, intentando en todo momento seguir una gramática aséptica, el proceso de conversión con posible camino de vuelta no logra resultar más convincente que lo que se desprende de la propia letra de la función. Una serie de puntuales eventos, entre los que destacan una oración puntual, presumiblemente la que da título original a la cinta, el encuentro con la religiosa fundadora del centro, a quien da vida una recuperada Hanna Schygulla, para siempre musa de Fassbinder, y un incidente en la montaña que trasmuta en milagro, son las únicas pautas para comprender el cambio en un joven rabioso por su carácter y el mono, que sin mucha explicación ni sentido va agarrando las prendas de la vocación. Para colmo de tópicos será el amor terrenal lo que ponga en entredicho su supuesta vocación religiosa. Del conjunto nos quedamos con la meritoria interpretación del protagonista, que logró el premio al mejor actor en el Festival de Berlín del año pasado, y la presencia como secundario destacado de Álex Brendemühl, un actor que solo por sus dotes lingüísticas ya debería se tenido más en cuenta.
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