España 2019 94 min.
Dirección Carlos Marques-Marcet Guion Carlos Marques-Marcet, Clara Roquet y Coral Cruz Fotografía Álex García Música María Arnal Intérpretes David Verdaguer, María Rodríguez Soto, Albert Prat, Sergi Torrecilla, Lupe Verdaguer, Laura Soto Socias, Gigi Rodríguez Lucena Estreno en el Festival de Rotterdam 31 enero 2019; en el Festival de Málaga 20 marzo 2019; en salas comerciales 28 junio 2019
A medio camino entre la ficción y el docudrama, la nueva película de Carlos Marques-Marcet y gran triunfadora del pasado Festival de Málaga, donde obtuvo la Biznaga de Oro y los premios al mejor director, mejor actriz y mejor película del jurado joven, no se entiende si no es sobre la base de una férrea amistad entre su realizador y su protagonista, David Verdaguer. El actor, que ya protagonizó las dos anteriores cintas de Marques-Marcet, 10.000 km y Tierra firme, presta aquí su propia experiencia durante los nueve meses de gestación de su hija Lupe, junto a su pareja en la vida real María Rodríguez Soto, y con la incorporación de documentos privados y familiares de ella y sus padres, lo que nos permite asistir en pantalla a dos partos en directo.
No necesariamente las experiencias plasmadas en la película tienen que responder a las propias de la pareja protagonista, pero no cabe duda de que ésta ha contribuido sobremanera a definir buena parte del guion y de las situaciones que en él se plasman. La crónica de nueve meses de embarazo, la alegría de traer un nuevo ser humano al mundo y el milagro de la vida, ya ha sido objeto en muchísimas ocasiones de argumento cinematográfico, generalmente pasto de comedias románticas. La diferencia ahora reside en que al realizador y sus guionistas parece que les interese más plasmar la dificultad de mantener una pareja en pie, especialmente cuando se presenta una presión de este calibre, que en las dudas y expectativas que la noticia genera, aunque tampoco este particular pase desapercibido. La franqueza de los sentimientos y la naturalidad del amor aparecen así con considerables dosis de humanidad, sensibilidad y naturalidad, aunque en el proceso se atisba también más de una impostura, dentro de un acabado algo tosco y pasado de moda, banda sonora incluida, y con una protagonista demasiado dada a la risa tonta.
No obstante llama la atención también como producto coyuntural de una época, una nación y una problemática específica, toda vez que la pareja ofrece esa singularidad de la cuestión catalana, donde descendientes de inmigrantes andaluces y burgueses catalano-parlantes y posiblemente independentistas están obligados a entenderse, incluso en pareja, y a ofrecer a la sociedad el resultado de su amor, llamado quizás al diálogo y la reconciliación. Esa podría ser otra posible interpretación de la nueva aventura parejo-amorosa del joven realizador catalán.
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