Dirección Carlos Marques-Marcet Guión Carlos Marques-Marcet y Clara Roquet Fotografía Dagmar Weaver-Madsen Intérpretes Natalia Tena y David Verdaguer
Estreno 15 mayo 2014
El debut en el largometraje del hasta ahora cortometrajista catalán Carlos Marques-Marcet es una apuesta arriesgada y moderna sobre la relación de pareja, planificada milimétricamente para no quedarse en la epidermis de lo que ya se ha denunciado mil veces y adentrarse en el carácter testimonial de los tiempos que nos han tocado vivir. Por eso su función no es hacer la clásica crónica sobre el amor y el desamor pero con parámetros de convivencia distintos a los habituales, sino plasmar los ingredientes que rodean nuestra existencia diaria, en términos de tecnología, economía y sociedad. Es lo que podríamos denominar un drama romántico con trasfondo socioeconómico ideal para el análisis y estudio de las próximas generaciones. Nuestra pareja protagonista aguanta perfectamente el cuerpo, especialmente en una casi primera media hora kamikaze sin cortes ni montaje, en el que los intérpretes y la cámara se mueven según una planificación minuciosa y ejemplar. A partir de ahí se entregan a un sofisticado juego en el que la cámara del ordenador personal, las redes sociales, los mapas de google, el whatsapp y el correo electrónico sustituyen a las personas y de forma paulatina también a los sentimientos. Pero aunque sólo los vemos a ellos, viven en sociedad y no pueden sustraerse a los problemas que ésta plantea. Con edad y preparación para planificar una vida convencional en su propio hábitat, la coyuntura político y social en el que se desenvuelven les obliga a buscar oportunidades fuera de nuestras fronteras, a la distancia marcada en el título, dificultando aún más la solidez de una relación sentimental que, conforme los tiempos corren, cada vez se hace más utópica, pero en la que las pocas oportunidades que nuestros protectores supuestamente democráticos nos brindan, el fracaso de la felicidad se hace más evidente. Por eso la película de Marques-Marcet se convierte en testimonio de los tiempos, apostando por una estética novedosa y atractiva y un discurso pesimista ante la adversidad que se nos avecina, y por eso se hizo merecedora de cinco premios en el pasado Festival de Málaga: película, director, actriz, guión y especial de la crítica.
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