domingo, 2 de febrero de 2025

A DIFFERENT MAN La belleza mató a la bestia

USA 2024 112 min.
Guion y dirección
Aaron Schimberg Fotografía Wyatt Garfield Música Umberto Smerilli Intérpretes Sebastian Stan, Renate Reinsve, Adam Pearson, Neal Davidson, Lawrence Arancio, Billy Griffith, John Keating, Miles G. Jackson Estreno en el Festival de Sundance 21 enero 2024; en Estados Unidos 4 octubre 2024; en España 31 enero 2025

Con tan sólo tres películas en su haber, el director Aaron Schimberg parece especialmente concienciado con la neurofibromatosis, una enfermedad degenerativa que provoca graves deformidades, cuyo principal divulgador a nivel mundial es Adam Pearson, un actor británico que sufre dicha enfermedad rara y que desde que a los cinco años comenzó a sufrirla, ha experimentado acoso en todos los ámbitos en los que se ha desenvuelto como ser humano. Él fue el protagonista de la anterior película de Schimberg, Chained for Life, y vuelve a protagonizar ésta que parece diseñada especialmente para sacar a la luz el personaje, su enfermedad y su ansiada aceptación e integración social.

La trama se centra en un aspirante a actor con ese handicap, al que presta su físico Sebastian Stan, maquillaje nominado al Oscar mediante, al que una fantástica operación le convierte en el atractivo hombre que hubiera sido de no sufrir la enfermedad. Sus frustrados devaneos románticos con una vecina a la que presta su presencia la joven noruega Renate Reinsve, protagonista de La peor persona del mundo y La tutoría, se verán solucionados con un nuevo aspecto que también le ha abierto la puerta del éxito profesional, aunque sea en otro ámbito. Pero la incursión del personaje incorporado por Pearson le abrirá otra perspectiva y desear recuperar su vida anterior, intentado así demostrar que la belleza mató a la bestia y frustró lo que verdaderamente importa, modificar nuestra psicología, aceptarnos e intentar mejorar nuestra simpatía y empatía con los demás, procurando felicidad más a través de la mente que del cuerpoUna idea un tanto naif, ingenua e inocente, al que el director da ese trato surrealista y un poco disparatado que nos trae a la memoria aquellas películas de Charlie Kaufman y Spike Jonze que proliferaron a finales de los noventa y principios de este siglo, como El ladrón de orquídeas o Cómo ser John Malkovich.

Hay también algo identificable con el cine de Wloody Allen, en su ambientación farandulera neoyorquina y la incontinencia verbal que aflora en gran parte del metraje, logrando una cinta no exactamente fascinante, pero  al menos entretenida y diferente, como su título. Stan logró el Oso de Plata al mejor actor en el último Festival de Berlín, así como el Globo de Oro en la categoría de comedia, que no ha cristalizado en una esperada nominación al Oscar, sólo conseguida por su recreación de Trump en The Apprentice.