Martin Schmidt |
Un resfriado de última hora y el consiguiente taponamiento de oídos durante el aterrizaje desde Valencia el pasado fin de semana, no son precisamente las mejores condiciones para valorar en su justa medida el concierto ofrecido por más de ciento veinte artífices, entre instrumentistas y voces, con el complejo y popular Réquiem de Mozart en los atriles. Un proyecto pedagógico, siempre merecedor de nuestro más incondicional reconocimiento, que convocó a los integrantes de la Joven Orquesta Barroca de Sevilla, con su principal valedor, Valentín Sánchez, interviniendo como concertino junto a otros cinco de los más destacados y destacadas solistas de la orquesta titular, la voluminosa Orquesta Barroca del Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo, y el Coro de la Sociedad Musical de Sevilla, bajo la dirección del experimentado tanto en conjuntos jóvenes como en música barroca Martin Schmidt.
Sin duda un reto para todos y todas, rara vez convocados para un proyecto de tanta envergadura, y en su mayoría poco experimentados para afrontarlo. En este sentido podemos felicitar a cada uno y una de los participantes por su solvencia técnica, su indiscutible disciplina y la capacidad de trabajo en equipo, siempre tan saludable y aconsejable, sin lo cual el resultado hubiera sido la amalgama insufrible de ruido que ciertamente no fue. Digamos por ser breves que técnicamente todo funcionó bien, pero expresivamente la cosa quedó más corta. Y es que la obra maestra incompleta de Mozart fusionó en su momento la austeridad del barroco con armonías atrevidas y líneas melódicas sublimes que no encontraron suficiente eco en esta esforzada recreación del conjunto hispalense. No podemos responsabilizar del todo a la juventud e inexperiencia de los intérpretes convocados, por cuanto contaban con el respaldo generoso de acreditados solistas y profesorado cualificado, que podrían haber dotado al conjunto de la fuerza y el brío que faltó en todo momento. La batuta de Schmidt decepcionó también en este punto, intentando suplir con tempi rápidos el desapasionamiento general que imperó en todo momento, restando majestuosidad a la experiencia.
Vandalia |
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ResponderEliminarPuntualizaciones estilísticas sobre su escrito:
ResponderEliminarEl dislate de las "portavozas".
Muchas gracias por la atención dispensada.
Se equivoca usted. El concierto sí superó mis expectativas, sencillamente porque esperaba menos, lo que no quiere decir que me resultara del todo satisfactorio. Recalco mi respeto y admiración a semejante esfuerzo y me alegro de que el proyecto se llevara a buen puerto, lo que no impide hacer las puntualizaciones que se consideren oportunas, sin ánimo de ofender a nadie. En cuanto a sus críticas de estilo, hay una diferencia sustancial entre disparates como "portavozas" y similares y la solución que yo practico, espero que provisional hasta que la RAE subsane una injusticia milenaria, con el fin de honrar a millones de mujeres que, al contrario que usted, se sienten discriminadas. A mí no me cuesta nada, ¿a usted sí? Pues lo siento
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