Dirección Sean Baker Guión Sean Baker y Chris Bergoch Fotografía Alexis Zabé Intérpretes Willem Dafoe, Brooklynn Prince, Bria Vinaite, Caleb Landry Jones, Mela Murder, Valeria Cotto, Christopher Rivera, Grandma Stacy, Macon Blair, Sandy Kane Estreno en el Festival de Cannes 22 mayo 2017; en Estados Unidos 6 octubre 2017; en España 9 febrero 2018
Tras varios largometrajes de consumo prácticamente doméstico, el realizador americano Sean Baker se afianza como nuevo abanderado del cine independiente con esta sensible y acertada mirada a la infancia más traviesa e ingenua en un entorno de crisis y miseria, en el que los problemas de los adultos reciben el tratamiento venial e intrascendente que corresponde a la mirada inocente de la niña protagonista. Echando mano de la herencia dickensiana anglosajona, con personajes perversos, víctimas propiciatorias y ángeles de la guarda bondadosos, El proyecto Florida se nos antoja una combinación variante de dos películas españolas recientes, Techo y comida en lo que a superación de una situación de crisis económica por parte de una madre y su hija se refiere, y Verano 1993 en cuanto a esa mirada tierna a la niña protagonista, cuya catarsis emocional explotará igualmente en un sorprendente epílogo resuelto con tanta sensibilidad y ternura como acidez e ironía frente al engaño sistemático al que somos sometidos desde que nacemos en un mundo dominado por el sueño imposible de un futuro mejor, arrebatado a los desheredados. Cerca de una utopía llamada Disneyworld, Brooklynn Prince domina cada plano que comparte con una mirada capaz de transmitir tanta inconsciencia como alerta frente al desorden vital que malogra la existencia de su joven madre, mientras el aclamado Willem Dafoe, en su encarnación del gerente del motel donde ambas protagonistas viven sus solapadas desventuras, funciona como catalizador del dolor y la impotencia de un pueblo sometido al engaño sistemático de gobiernos y clases privilegiadas que hacen de éste un mundo sólo apto para unos cuantos, mientras el resto sucumbe como meras fichas de los intereses creados. Baker filma esta crónica del dolor asumido con la despreocupación y la ingenuidad de quien sólo piensa en juegos y travesuras, con una adecuada fotografía luminosa y colorista, paradigma del sueño imposible que habita a sólo unos metros pero que sólo le está permitido a un reducido porcentaje de una población permanentemente castigada.
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