Dirección Luca Guadagnino Guión David Kajganich, según la película de Dario Argento Fotografía Sayombhu Mukdeeprom Música Thom Yorke Intérpretes Dakota Johnson, Tilda Swinton, Chloë Grace Moretz, Mia Goth, Lutz Ebersdorf, Jessica Harper, Sylvie Testud, Angela Winkler, Malgorzata Bela, Renée Soutendijk, Ingrid Caven, Elena Fokina, Alek Wek, Fabrizia Sacchi Estreno en el Festival de Venecia 1 septiembre 2018; en Estados Unidos 2 noviembre 2018; en España 5 diciembre 2018; en Italia 1 enero 2019
Suspiria es la película más recordada y mítica de Dario Argento, realizador italiano que popularizó lo que en los años setenta se conoció como giallo, un cine de terror al que la industria española tampoco fue ajena. Con una línea argumental básica y una puesta en escena tan sugerente en su día como naif hoy, Argento articulaba una intriga en forma de pesadilla en la que destacaba una dirección artística colorista, una dirección de actrices que ahondaba en la abstracción y una sangre roja intensa que marcaría seña de identidad propia. El director de Yo soy el amor y Call Me by Your Name aborda basándose en este clásico de 1977 su segundo remake, después del que realizara en Cegados por el sol a partir de La piscina de Jacques Deray. Guadagnino parece interesado en esa línea básica y simple para desarrollarla a su manera, despreciando el misterio para centrarse en unas explicaciones que relacionan el aquelarre en el que se centra la trama con la convulsa Europa de la década de los setenta, previa a la caída del muro, posterior al genocidio y contemporánea a la lucha entre palestinos e israelíes por la tierra prometida. El nazismo y el terrorismo de Baader-Meinhof son introducidos por Guadagnino en su particular revisión del film de Argento, procurándole al producto un carácter ambicioso e incluso pretencioso que su simple referente no tenía. Lo bueno es que sus dos horas y media no pesan, mientras prescinde prácticamente de intérpretes masculinos (en el original un jovencísimo Miguel Bosé tenía un papel significativo), lo que explica la sospechosa apariencia del psicoanalista que investiga los sucesos que tienen lugar en la academia de baile de Madame Blanc, a la que da vida una Tilda Swinton que se confirma como musa del realizador y que da vida a varios personajes de forma más que curiosa. Dakota Johnson y el resto de las jóvenes protagonistas cumplen satisfactoriamente, mientras Jessica Harper, la protagonista de la versión original, tiene un corto pero significativo papel. La música, como siempre en este director, tiene también un papel destacado, contando para la ocasión con Thom Yorke, vocalista y guitarrista de Radiohead, que incluso homenajea a la mítica banda sonora de Goblin del original con una pieza, Volk, que las alumnas de Blanc bailan en una importante escena. Pero esta es otra película, basada muy libremente en su referente, casi como unas variaciones sobre la misma, puede que desmedida (la escena final es ciertamente truculenta) y hasta pretenciosa, pero valiosa hasta el punto de que podría también convertirse en película de culto en el futuro.
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