Reino Unido-USA 2018 128 min.
Dirección Steve McQueen Guión Gillian Flynn y Steve McQueen, según los personajes creados por Lynda LaPlante Fotografía Sean Hobbitt Música Hans Zimmer Intérpretes Viola Davis, Michelle Rodríguez, Elizabeth Debicki, Cynthina Erivo, Colin Farrell, Brian Tyree Henry, Daniel Kaluuya, Liam Neeson, Robert Duvall, Garret Dillahunt, Lukas Haas, Jackie Weaver, Carrie Coon, Jon Bernthal, Manuel García-Rulfo, Molly Kunz Estreno en el Festival de Toronto 8 septiembre 2018; en Reino Unido 6 noviembre 2018; en Estados Unidos 16 noviembre 2018; en España 30 noviembre 2018
Tras el éxito cosechado con Shame y Doce años de esclavitud, Steve McQueen se embarca en una particular adaptación de la serie de televisión inglesa de los ochenta Viudas, en la que tres mujeres perdían a sus parejas al abortar el robo que se disponían a perpetrar, y decidían completar la operación para aliviar la penosa situación económica en la que les habían dejado. Con un punto de partida parecido, que no igual, pero con derivas muy diferentes, McQueen ambienta ahora su producción en un Chicago del siglo XXI que parece sacado de las películas de gángsters de los treinta del siglo pasado, donde campa el crimen y la corrupción política, cuando no se dan directamente la mano. El director británico se muestra elegante y sofisticado, como es habitual en él, pero se le va mano en ambición, metiendo en la misma batidora cuestiones tan candentes como la corrupción política, la anestesia que sufre el pueblo afroamericano que sigue confiando en el blanco conservador para solucionar sus problemas antes que en el hermano negro, el racismo policial, el crimen organizado a gran escala... Y la única forma que se le ocurre al director para encumbrar a la mujer y colocarla en una situación de control y dominio es implicándola en situaciones delictivas con las que vengar el abuso del que han sido objeto por parte del hombre, una operación que podríamos definir como feminismo de boutique. Lo peor es que la trama no engancha casi en ningún momento, se muestra artificiosa y forzada y su lujoso embalaje no consigue disimular sus deficiencias, incluso en el apartado sentimental, tan discutible como disparatado. Entre tanta ambición casi nos quedamos con el desenfado de Ocean’s 8, por intrascendente que fuera, pero al menos se tomaba a broma lo que aquí se toma demasiado en serio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario