Australia 2022 95 min.
Dirección Danny y Michael Philippou Guion Michael H. Beck, Danny Philippou, Bill Hinzman y Daley Pearson Fotografía Aaron McLisky Música Cornel Wilczek Intérpretes Sophie Wilde, Alexandra Jensen, Miranda Otto, Joe Bird, Otis Dhanji, Zoe Terakes, Chris Alosio, Marcus Johnson, Alexandra Steffensen, Ari McCarthy, Sunny Johnson Estreno en el Festival de Sundance 21 enero 2023; en Australia 27 julio 2023; en España 11 agosto 2023
Cada semana hay al menos un estreno del género más apreciado entre la afición, el terror. Prueba de ello es la ristra de trailers que precedieron a la proyección de la que nos ocupa, otra secuela de El exorcista incluida. Pero no son muchos los títulos que logran renovar aunque solo sea un poquito un género tan trillado, y la distribuidora A24 se está colgando el mérito de descubrir algunos de los más relevantes de los últimos años, como los dos films de Ari Aster Hereditary y Midsommar, o el debut ahora en el largometraje de los hermanos Danny y Michael Philippou. Con una serie de televisión, RackaRacka, y un puñado de cortometrajes en los que el famoso payaso de McDonald, Ronald, se convierte en un psicokiller, estos algo desquiciados hermanos presentan ahora una sobrecogedora historia que tiene a las sesiones espiritistas como punto de partida y leit motiv.
Uno de los consejos más repetidos por nuestros mayores cuando de muy jóvenes nos dejábamos seducir por el contacto con el más allá, era no convocar espíritus familiares, porque sólo la experiencia, verdadera o falsa, podía provocarnos algún tipo de trastorno. Con esta teoría los Philippou plantean una historia de adolescentes y fantasmas tan medida en su ritmo como en la atmósfera, en la que una serie de situaciones radicalmente escalofriantes, van dando forma y motor a todo un estudio sobre traumas familiares, abandono de las obligaciones paternofiliales, adicciones, incapacidad de comunicación real si no es a través de móviles y redes sociales, y sobre todo ese peligro latente en cualquier coqueteo indebido y desinformado con la vida después de lo terrenal.
Con todos estos ingredientes y unas ajustadas interpretaciones, además de unos perfectos diseños de personajes, la cinta logra más que asustar, a la vez que complacer a los amantes del género incluso en su vertiente más gore. Su lanzamiento en el Festival de Adelaida, impulsora real de este proyecto netamente australiano convertido en fenómeno, tuvo respuesta en los festivales de Sundance y Berlín, y de ahí ha ido merecidamente ganando adeptos en toda la larga lista de países en los que se ha estrenado. Si todavía creemos en la posibilidad de pasar miedo con una película, ésta podría ser la respuesta.
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