Reino Unido 2022 120 min.
Guion y dirección Mark Cousins Música Donna McKevitt Con la voz de Alistair McGowan Estreno en el Festival de Telluride 5 septiembre 2022; en Reino Unido 21 julio 2023; en España 18 agosto 2023
El realizador británico Mark Cousins es todo un veterano del documental, especialmente el relacionado con el cine, con trabajos centrados en elementos didácticos e históricos y otros en figuras de la talla de Orson Welles o el productor Jeremy Thomas. Su visión del universo Hitchcock es desde ya un imprescindible para todos quienes amamos el cine del que consideramos el mejor director de todos los tiempos. Y no es que cuente apenas nada nuevo o que no sepamos quienes tanto hemos leído sobre la materia, desde la biografía de Donald Spoto al ejemplar que le dedica Taschen, que bajo la siempre atractiva apariencia de esos libros repletos de grandes titulares y estupendas fotografías, encierra muchas de las singularidades, anécdotas y curiosidades que se desgranan en esta película. Pero la forma elegida por Cousins para trasladar su amor por Hitchcock a sus espectadores, incondicionales o no, da la clave del éxito de esta empresa.
Narrada en primera persona gracias al especialista en imitaciones Alistair McGowan, el propio Hitchcock en tiempo presente de móviles y tecnología punta, surgido de la tumba como tanto le gustaba hacer con algunos de sus personajes, desde Rebecca a Madeleine, nos va dando algunas de las claves de su cine, lo que convierte la experiencia en una impagable lección de cine. El resultado nos emociona tanto como nos entusiasma, aunque sólo sea por disfrutar de tantas secuencias memorables e imborrables, la música que les acompaña (Herrmann, Waxman, Tiomkin, Williams) y esa irrepetible sucesión de grandes estrellas del cine que les dan vida. Una vez más acabamos convencidos de que con sólo centrarnos en su cine, tendremos una visión muy completa de lo que es el séptimo arte.
Dividida en varios capítulos, centrados en cuestiones tan ligadas a su cine como el deseo o el tiempo, Cousins, echando mano del ideario hitchcockiano, su sentido del humor y frases escogidas de aquí y de allá, nos convence de que es al maestro del suspense a quienes oímos y seguimos en sus sabias enseñanzas, lo que añade una estimulante emoción al conjunto. Sólo se hacen concesiones al rodaje de material original para mostrarnos escenarios reales, como su barrio de nacimiento, Leytonstone en Londres, o algunos de los paisajes emulados en decorados en sus películas, pero sobre todo para contemplar la mirada fija, de esperanza y misterio latente, que nos brinda una joven de rasgos asiáticos que parece observarnos para asegurarse que somos capaces de asimilar el frondoso sinfín de imágenes, sensaciones y estímulos que emergen de una filmografía tan impecable que hasta los títulos más desconocidos, como ese Declive recuperado hace apenas unos años, invitan a ser revisados. La cinta acaba convirtiéndose así en una declaración de amor en modo dialogante, el que se entabla entre su entregadísimo artífice y director y sus aguerridos y nunca suficientemente agradecidos espectadores.
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