miércoles, 7 de julio de 2021

HOMBRE MUERTO NO SABE VIVIR Los viejos mafiosos nunca mueren

España 2021 105 min.
Fotografía, guion y dirección
Ezekiel Montes Música Luis Hernaiz Intérpretes Antonio Dechent, Rubén Ochandiano, Elena Martínez, Jesús Castro, Paco Tous, Nancho Novo, Juanma Lara, Roberto García, Manolo Caro, Juan Fernández, Manuel de Blas, Jose Laure, Jesús Rodríguez, Justo Rodríguez, Frederic Guillaume Estreno en el Festival de Málaga 8 junio 2021; en salas 2 julio 2021

Bajo su título podríamos encontrar una comedia – no podemos evitar pensar en Cliente muerto no paga – pero se trata más bien de una despiadada y violentísima crónica mafiosa ambientada en una Costa del Sol recreada entre Málaga, Marbella y Cádiz. El malagueño Ezekiel Montes sigue de manera confesa los pasos de sus admirados Scorsese, especialmente palpable en un vertiginoso arranque de montaje frenético e información a mil por hora, y Robert Rodríguez en su desarrollo, lo que a su vez lo emparenta con Tarantino aunque en ningún caso se echa mano del socorrido humor para al menos así suavizar un poco su virulenta trama.

El argumento, en su vocación desmedida y disparatada, resulta poco o nada plausible, a pesar del empeño que ponen en ello su atribulado equipo artístico y técnico. Trata sobre mafias de supuestas épocas pasadas bañadas en gloria en contraposición con las más barriobajeras e infames actuales, como si quisiera otorgar dignidad o elegancia al crimen organizado pretérito frente a una desmedida chabacanería actual. Y para demostrarlo, ahí están un hasta cierto punto sentimental y honorable Antonio Dechent, maestro del gesto y la contención, frente al esperpéntico Rubén Ochandiano, que no se reprime ni de hacer su particular danza del diablo.

La violencia desmedida y hasta gore se adueña inmediatamente de un espectáculo que se pretende estiloso pero solo es guiñolesco. Sin embargo de toda esta maraña en la que se mezcla gitanería (ni la banda sonora se libra de ella), narcotráfico, traiciones y ajustes de cuentas y una especial y nada recomendable perversidad hacia las mujeres, sería injusto no reconocer la pericia de su realizador para dar ritmo al asunto, manejar bien sus generosos recursos y sacar el máximo provecho de sus numerosas secuencia se acción, donde sobresale el meticuloso y logrado trabajo con los especialistas realizado por Joaquín Ortega.

lunes, 5 de julio de 2021

LUCA Emocionante canto a la diversidad y la Liguria italiana

USA 2021 95 min.
Dirección
Enrico Casarosa Guion Jesse Andrews y Mike Jones, según una historia de Enrico Casarosa, Jesse Andrews y Simon Stephenson Música Dan Romer Voces (en versión original) Jacob Tremblay, Jack Dylan Grazer, Emma Berman, Saverio Raimondo, Maya Rudolph, Massimo Marcovaldo, Jim Gaffigan, Sacha Baron Cohen Estreno en España y Estados Unidos (internet) 18 junio 2021

Casi ochenta y cinco años separan esta de la primera producción Disney en formato largometraje, Blancanieves y los siete enanitos, y cuánto han cambiado 
lógicamente los conceptos y mensajes de la factoría, claro que en los últimos años con su feliz asociación con Pixar, el cambio ha sido más rápido y revolucionario. Donde habitaban princesas sumisas y príncipes azules y encantadores, brujas despiadadas y reyes bonachones, hoy lo hacen la diversidad y el respeto como mensajes muy positivos y convenientes para unos jóvenes que a la vista de cómo anda todo están todavía muy necesitados de una buena formación en valores y respeto.

En Luca el director genovés Enrico Casarosa afronta su primer largometraje como realizador, tras dirigir hace una década el corto La Luna e implicarse muy activamente en éxitos de la casa como Coco o Los increíbles 2. Casarosa pone su conocimiento y todo su cariño en retratar una Liguria luminosa y radiante - Portofino es el escenario inconfundible -, habitada por buena gente y una evidente alegría de vivir. En ella y a lo largo de un extraordinario verano, un chico descubre la amistad, que muchos han querido ver como el amor (homosexual), lo que también encaja perfectamente, y su propia identidad. Se trata de un supuesto monstruo marino que en realidad quiere ser humano y vivir como tal. Podemos entenderlo como fábula sobre la inmigración o sobre la identidad sexual o de género, o cualquier otro tipo de diversidad que exija respeto e integración, nunca la manida tolerancia que coloca a unos, los supuestos generosos, sobre otros, los aceptados.

Aunque sus postulados son considerablemente más humildes y menos ambiciosos que otras producciones de Pixar, Soul sin ir más lejos, Luca es en forma y contenido una emocionante y emotiva fábula sobre la vida, la juventud, el amor, la pasión por el conocimiento y la luz del Mediterráneo, todo combinado en un sensacional cóctel cuya emisión directa en plataformas digitales no acabamos de comprender, excepto en algunos países que han decidido acertadamente exhibirla primero en cines.

domingo, 4 de julio de 2021

LAS COSAS QUE DECIMOS, LAS COSAS QUE HACEMOS Un producto cursi y empalagoso

Título original: Les choses qu’on dit, les choses qu’on fait
Francia 2020 122 min.
Guion y dirección
Emmanuel Mouret Fotografía Laurent Dermet Intérpretes Camélia Jordana, Niels Schneider, Vincent Macaigne, Émilie Dequenne, Jenna Thiam, Guillaume Gouix, Julia Piaton, Jean-Baptiste Anoumon, Louis-Do de Lencquesaing Estreno en el Festival de Cannes (via internet) 26 junio 2020; en Francia 16 septiembre 2020; en España 2 julio 2021

Parece mentira que el director de esta pretenciosa y anodina película sobrepase el medio siglo de edad; cualquiera apostaría, viendo los resultados y planteamientos de su particular versión de la comedia romántica, que se trata de alguien que acaba de alcanzar la mayoría de edad y ofrece una ingenua reflexión sobre el amor romántico, las distintas formas de amar y las consecuencias del amor y el desamor. Hay quien se ha apresurado a compararlo con Philippe Garrel, aunque adolece de la profundidad de miras del director de La sombra de las mujeres, y con Éric Rohmer, aunque ni los diálogos ni los personajes están ni de lejos a la altura del mítico director de La rodilla de Claire. Puede que en las formas admita cierto parecido con el cine de Woody Allen, aunque errando en las coordenadas y en cómo encajar ambientes intelectuales en un laberinto sentimental.

Camélia Jordana (Una razón brillante) y Niels Schneider (Un amor imposible) se cuentan sus experiencias sentimentales mientras esperan al amante de ella y primo de él. Las narraciones fluyen con cierto ingenio, desvelándose algunos secretos y versiones solapadas que descubren alguna que otra muñeca rusa en el conjunto, pero siempre en un marco urdido para gustar inequívocamente, abusando de espacios elegantes y de diseño, gente atractiva y ambientes presuntamente intelectuales, en los que sus protagonistas acaban por arte de magia y la tan manida casualidad teniendo relaciones sexuales todos con todas y viceversa, más o menos.

Una banda sonora repleta de clásicos populares, especialmente pianísticos, con mucho Chopin y Debussy y sin que falte el tan recurrente Adagio de Barber, acaban de redondear la empresa y convencernos de que estamos ante una de las películas más cursis y empalagosas vistas en mucho tiempo. Solo merece la pena la participación de Émilie Dequenne en uno de los personajes más coherentes y con mejores puntos de vista de la función, lo que le ha valido el César a la mejor secundaria del pasado año.

MANDÍBULAS Dos tontos y una mosca

Título original: Mandibules
Francia-Bélgica 2020 77 min.
Fotografía, guion y dirección
Quentin Duplex Tema musical Metronomy Intérpretes Grégoire Ludig, David Marsais, Adèle Exarchopoulos, India Hair, Roméo Elvis, Coralie Russier, Bruno Lochet Estreno en el Festival de Venecia 5 septiembre 2020; en Francia 19 mayo 2021; en España 2 julio 2021


Aunque es cierto que nos ahorra el sufrimiento de tener que soportar a Jim Carrey, la nueva locura de Quentin Duplex parece tener mucho en común con aquellos Dos Tontos muy tontos que tanto nos esforzamos por evitar en su momento y ahora nos la tragamos en forma de presunto atrevimiento y originalidad made in France. Incondicional del Festival de Sitges, Duplex ha forjado una filmografía entre la comedia alocada, que algunos se empeñan en emparentar con la screwball comedy americana de los años 30 y 40 del siglo pasado, y el surrealismo más desbocado e insufrible, con películas como Realité, Rubber o La chaqueta de piel de ciervo, cintas que cuentan con toda una legión de seguidores y que confesamos no haber deglutido.

Precedido de cierta fama y con la garantía de tratarse de uno de sus films más digeribles, nos hemos acercado a este film protagonizado por dos idiotas y una mosca gigante, sin rumbo ni sentido más que encadenar una serie de supuestas hilarantes situaciones y personajes estrambóticos, entre la que destaca una gritona Adèle Exarchopoulos (La vida de Adèle, El reflejo de Sibyl) con pretexto de daño cerebral. Todo quiere ser muy divertido y atrevido, pero más allá de una primera media hora que a quienes nos acercamos por primera vez a este enfant terrible nos puede parecer sorprendente, la empresa pierde fuelle y se revela lo que es, una tontería descomunal con el único aliciente de una pareja protagonista con cierta gracia en su talante desnortado, lo que les ha valido el premio al mejor actor compartido en, claro está, Sitges.

viernes, 2 de julio de 2021

DULCE (E IMPONENTE) PÁJARO DE LUCAS MACÍAS

8º concierto de abono Ciclo 30 aniversario de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Lucas Macías, oboe y dirección. Programa: Concierto para oboe en Re mayor, de Strauss; El pájaro de fuego (ballet completo), de Stravinski. Teatro de la Maestranza, jueves 1 de julio de 2021

Decíamos de Lucas Macías a propósito del recital de Ainhoa Arteta y Nancy Fabiola Herrera el pasado mes de marzo que era capaz de extraer de la Sinfónica un brillo y una suntuosidad solo al alcance de las batutas más sensibles y experimentadas. Pues bien, su experiencia como director se remonta a tan solo unos años, y sin embargo qué maestría y qué ideas tan claras a la hora de poner en pie dos páginas tan dispares y a la vez complementarias. Y es que si Richard Strauss se caracteriza por sus poemas sinfónicos y sus óperas, dejando sus conciertos y obras de cámara en un evidente segundo plano, Stravinski destaca por sus ballets, en su mayoría obras prodigiosas que ensombrecen al resto de su catálogo, en el que se incluyen muchas piezas menores. Una obra menor del alemán y otra mayor del ruso, juntas y servidas con el mayor de los respetos y el más afilado y portentoso talento. Tras unas semanas gloriosas poniendo la guinda a los últimos coletazos de la programación sinfónica del Maestranza, sumamos ahora la aportación del director y oboísta onubense, que nos dejó aún más epatados.

Para Strauss su Concierto para oboe era simplemente una obra bonita, aderezada con un evidente neoclasicismo rococó. Macías no se conformó con destacar este aspecto y ofreció un concierto compacto y hermoso, inspirador y brillante. Extenuante de cabo a rabo, con infinitos acordes seguidos que trascienden en su complejidad lo que su autor pensaba de él, Macías exhibió un control absoluto de la respiración y un gusto exquisito en el fraseo, lo que unido a una afinación y una entonación perfectamente equilibradas, dio como resultado un éxtasis para los oídos. Tanto en su aportación como solista como en su trabajo de dirección, Macías logró un desarrollo rapsódico lleno de sutiles deslizamientos armónicos, acertando en el tratamiento casi liederístico del mozartiano andante, y sin cargar las tintas en un final vivace de ritmo acentuado pero no desbocado. Todo eso sin descuidar el espíritu eminentemente straussiano, tan presente en la nutrida cuerda como en las maderas, con toda la orquesta plegándose respetuosamente a las inflexiones y ornamentaciones del oboísta sin eclipsar pero haciendo gala de una presencia arrolladora.

Descomunal Pájaro de fuego

Interpretar El pájaro de fuego completo, tal como fue concebido por Stravinski en 1910, y no en cualquiera de sus tres suites preparadas con posterioridad, hace justicia a una página fundamental e irrepetible en la historia de la música, y resulta imprescindible para comprender el desarrollo en el arte compositivo de su autor. Su primer triunfo con los ballets rusos de Diaghilev tiene unas exigencias orquestales y unos ostinatos entrelazados que se ven notablemente reducidos y anulados en sus preparados para concierto. Solo escuchándolo completo nos hacemos realmente la idea de su papel revolucionario, de esa posición de transición que juega en la música del compositor, todavía influido por su mentor, Rimski-Korsakov y esos temas populares rusos tan queridos por el autor de Scherezade, y por los impresionistas franceses, con Debussy y Ravel a la cabeza. De todo ello se hizo eco la batuta atenta y delicada de Lucas Macías, logrando una interpretación clara y sensual, cuidada en cada detalle y extrayendo de cada solista una excelente aportación. Aumentada en un tercio más de la plantilla utilizada en el concierto de Strauss, hasta alcanzar más de setenta efectivos, eso no impidió alcanzar una extrema claridad en las texturas y una formidable elegancia expresiva.

Pero lo más destacado de su interpretación fue su capacidad para narrar, como si delante de nuestros ojos tuviésemos una pantalla en la que pudiésemos seguir las aventuras de Ivan Zarevich, sus encuentros con el malvado Kastchei y el exotismo de las princesas. Así hasta alcanzar el clímax con esa recuperación de la frondosidad y el color de un paisaje largamente oscurecido por el mal y recuperado por un pájaro que si no es aquel dulce de juventud que creó Tennessee Williams, sí que obtuvo de Macías esa dulzura y flexibilidad que le dio esa singular personalidad y especial atractivo. Una ROSS esplendorosa y muy implicada ayudó poderosamente en el empeño, que resultó un éxito rotundo.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

ESTRENO EN SALAS DE EL ROBO DEL SIGLO

Reseña de la película estrenada en el Festival de Cine Español de Málaga el 29 de agosto de 2020

Estreno en salas comerciales 2 julio 2021

martes, 29 de junio de 2021

FOGOSA CLAUSURA DE LA CONJUNTA Y EL VIOLISTA ALBERTO GARCÍA

Concierto Extraordinario de Clausura del Curso de la Universidad de Sevilla. Orquesta Sinfónica Conjunta. Alberto García Pérez, viola. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Concierto para viola de Walton; Sinfonía nº 3 en Mi bemol mayor Op. 97 “Renana”, de Schumann. Teatro de la Maestranza, lunes 28 de junio de 2021


La Orquesta Sinfónica Conjunta y su director, Juan García Rodríguez, no actuaban en el Teatro de la Maestranza desde marzo de 2013, cuando acompañaron la recuperación de la zarzuela de Sorozábal Entre Triana y Sevilla. Pero entonces fue en el foso, nunca hasta ahora habían subido a su escenario. Y lo hacen justo cuando culminan diez temporadas completas - o casi, ya saben la pandemia – desde aquel primer concierto en diciembre de 2011 con una Quinta de Beethoven que nos dejó literalmente boquiabiertos y sorprendidos. Por fin ahora la Universidad le encarga el concierto de clausura de su año académico, tomando el relevo de la ROSS.

No estamos ante una orquesta joven formada con los mejores de cada conservatorio del país o la comunidad, sino del alumnado de un conservatorio, el Manuel Castillo de Sevilla, del que la batuta de Juan García se ha encargado todos estos años de sacar el máximo partido y, con mucho esfuerzo y dedicación, lograr que suene como una orquesta profesional, con las justas irregularidades técnicas inevitables en un conjunto de estas características. Eso sin olvidar que gracias al trabajo de director y orquesta hemos podido disfrutar en la ciudad de páginas extraordinarias, gracias al diseño por parte de García de programas apasionantes en los que lo contemporáneo se da la mano con lo clásico y popular, procurando siempre el máximo rendimiento académico de los y las jóvenes convocadas.

Sensacional pareja de Garcías

Todos estos años han supuesto también la oportunidad de solistas de nuevo cuño para debutar frente a una orquesta sinfónica, como el violista Alberto García, que aquel fatídico 13 de marzo de 2020 cuando su debut se suspendió por el estado de alarma, vio frustrada una oportunidad que ahora recupera felizmente. La suya fue una interpretación del concierto de William Walton sorprendentemente madura y equilibrada para su edad y experiencia. El autor de un buen puñado de bandas sonoras, incluidas las de las películas que dirigió Laurence Olivier basadas en Shakespeare, compuso este concierto en un registro patético y dramático destacado, con recursos y sonoridades más propias del violonchelo, algo de lo que el solista se hizo perfecto eco con texturas gruesas y aterciopeladas. García viola se mostró sentimental y convenientemente lánguido en su primer movimiento, virtuoso y danzarín en el scherzo, y vivaz y enérgico en el final, siempre con la complicidad de García batuta, que imprimió a la página ese tono dinámico con ínfulas populares y ligeramente jazzísticas que resaltan su mordacidad e ingenio, destacando sus aires folclóricos combinados con registros disonantes, ásperos y tempestuosos. La respuesta de la orquesta al virtuosismo y la expresividad del violista fue sencillamente ejemplar.

De la Sinfonía Renana de Schumann Juan García ofreció una versión fogosa y brillante, potenciada por la excelente acústica del Maestranza (¡qué ganas teníamos de escuchar esta orquesta en el templo sevillano de la música!). Hubo desde luego menos evocación bucólica y ensoñadora de paisajes y leyendas en esta interpretación, y más fuerza, más coraje e ímpetu fogoso, a pesar de que el arranque pudo resultar algo desangelado. Pero solo fueron unos primerísimos acordes que rápidamente derivaron en pura fuerza expresiva, un torrente de sensaciones para el que todos y todas se emplearon a fondo, desde la vibrante y nerviosa dirección hasta unas trompas majestuosas, todas chicas, que lograron en conjunto una Renana sensacional. Un rápido y danzarín scherzo y un sobrio y misterioso andante dieron paso a un grandioso maestoso y un contrastante, lleno de ritmo y pasión, vivace final, bullente y trepidante. Parece mentira que el talento de Juan García Rodríguez, al margen de su exitoso y comprometido Zahir Ensemble, siga atrapado en esta ciudad, sin que ni siquiera nuestra Sinfónica, que inexplicablemente solo le ha confiado un concierto de abono en toda su historia, se percate de ello.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía