Crítica de cine
ENCONTRARÁ DRAGONES (There Be Dragons)
ENCONTRARÁ DRAGONES (There Be Dragons)
España-USA 2011 117 min.
Guión y dirección Roland Joffé Fotografía Gabriel Beristain Música Stephen Warbeck Intérpretes Charlie Cox, Wes Bentley, Dougray Scott, Olga Kurylenko, Golshifteh Farahani, Ana Torrent, Alfonso Bassave, Jordi Mollá, Rodrigo Santoro, Geraldine Chaplin, Derek Jacobi, Unax Ugalde Estreno 25 marzo 2011
Parece broma que un realizador que se confiesa agnóstico y de izquierdas se deje embaucar por dos abogados pertenecientes al Opus Dei, sin vinculación hasta ahora con el cine, como son Ignacio Gómez-Sancha e Ignacio Núñez, para tramar esta oda al fundador de la Obra, Escrivá de Balaguer. Pero así es, Roland Joffé vuelve al cine religioso con los españoles como protagonistas. Y si hace veinticinco años fue La misión, donde la bondad sin límites de un hombre de Dios se contraponía a las dudas existenciales y la moral discutible de un hombre de armas, ahora vuelve a reincidir en el mismo argumento pero con la Guerra Civil Española como telón de fondo, y escogiendo como figura histórica al Monseñor. Lavado de todo atisbo de soberbia, arribismo y fanatismo religioso, el Santo aparece como persona de bondad infinita, víctima de una situación bélica que combate con el amor y la paz más absoluta. Interesante por ver este planteamiento, que lógicamente provocará tanto rechazo como adicción, la cinta se deja ver sin embargo por su impecable factura. De hecho quizás sea la primera vez que la Guerra Civil luzca en pantalla con verdadero barniz épico y una espectacularidad fuera de toda discusión. La ambientación brilla en todas las épocas retratadas, desde principios del siglo XX hasta los años 70. Música, fotografía, vestuario… todo contribuye a un acabado perfecto, mientras las interpretaciones se ajustan bien a sus cometidos, si bien por una vez parece más recomendable ver su versión doblada al castellano que la original en inglés, por cuanto resulta grotesco ver a los personajes, todos españoles, hablar en la lengua de Shakespeare. Otro mérito a tener en cuenta es que por una vez los españoles no aparecemos en pantalla como canallas y zafios, que es como nos solemos representar a nosotros mismos, sobre todo cuando de la guerra se trata. Claro que Joffé no se moja en absoluto a la hora de tomar partido, y si sólo vemos en la cinta las barbaridades perpetradas por los republicanos, también se justifican sus actos, especialmente respecto a la Iglesia, aunque de modo tan velado que difícilmente podrán entenderlo fuera de nuestras fronteras. Su discurso, a pesar de esos aciertos de ambientación, no logra interesar en exceso, siendo quizás las pocas secuencias que se desarrollan en democracia, que ilustran la relación del periodista investigador de la vida de Escrivá con su padre, amigo del cura, las que más acaban interesando, sobre todo teniendo en cuenta que de lo que se trata es de elevar a los altares al fundador de esa secta intolerante y reaccionaria.
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