Crítica de cine
SUCKER PUNCH
SUCKER PUNCH
USA 2011 109 min.
Dirección Zack Snyder Guión Zack Snyder y Steve Shibuya Fotografía Larry Fong Música Tyler Bates y Marius DeVries Intérpretes Emily Browning, Abbie Cornish, Jena Malone, Vanesa Hudgens, Jamie Chung, Carla Gugino, Joe Hamm, Scott Glenn, Oscar Isaac
Estreno 25 marzo 2011
Zack Snyder atisbaba formas de cineasta plásticamente revolucionario ya desde la celebrada El amanecer de los muertos, algo que quedó de sobras corroborado con 300 y Watchmen. Ahora llega un poquito más lejos, subvirtiendo géneros y haciendo gala de una fuerza visual sin precedentes. Sin embargo eso no es suficiente para enganchar y sacar adelante una buena película. Ambientada en un sanatorio mental de referentes góticos, la cinta se estructura dramáticamente en tres planos, algo así como ocurría en Origen de Christopher Nolan, pero sin tanta complejidad ni confusión. Su banda sonora está planteada al estilo de Moulin Rouge, con los protagonistas versionando clásicos del pop, fundamentalmente de los 80 y 90, sometidos a un fascinante tratamiento sinfónico. Pero no es exactamente un musical, salvo que Snyder haya decidido reinvertar el género, pues lo cierto es que cada vez que está a punto de ponerse en escena un número musical (uno de los planos narrativos es un cabaret al más puro estilo Bob Fosse) acabamos sumergidos en una batalla de videojuego en el que las jóvenes lolitas protagonistas se enfrentan a guerreros orientales, aviadores alemanes de la 1ª Guerra Mundial, dragones y monstruos galácticos. Pero son esas batallas las que restan interés dramático a una historia que en definitiva sólo va de un juego en el que las jugadoras (nosotros sólo somos espectadores) han de buscar sus armas para escaparse del infierno en el que han sido recluidas. El único número musical se reserva para los créditos finales. Visualmente impactante pero una vez más dramáticamente decepcionante. Por cierto, ¿alguien se fijó en Patricia Conde para caracterizar a la protagonista?
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