Dirección Steven Soderbergh Guión Reid Carolin Fotografía Peter Andrews
Intérpretes Channing Tatum, Alex Pettyfer, Olivia Munn, Matthew McConaughey, Matt Comer, Joe Manganiello, Adam Rodríguez, Cody Horn, Riley Kough, Kevin Nash, Gabriel Iglesias Estreno en España 5 octubre 2012
El cine de Steven Soderbergh se caracteriza por su irregularidad. Junto a obras estimables como Sexo, mentiras y cintas de video y Traffic, se encuentran otras tan cargantes como la saga de Ocean, y en medio de todas la que más simpatías genera en quien esto escribe es Erin Brokovich, por su sencillez y ausencia de pretensiones. Sin embargo nunca había logrado un nivel tan bajo como el alcanzado con este bodrio centrado en la rutina diaria de un stripper, con una trama insustancial en la que se dan cita las inevitables drogas y la falta de una vida sentimental ordenada. Se dice que está basada en experiencias personales del protagonista, Channing Tatum, también productor de la cinta, quien se dio a conocer en películas de Dito Montiel (Memorias de Queens y Fighting) y ha terminado protagonizando melodramas románticos de poca enjundia, como Querido John o Todos los días de mi vida. Pero leyendo la biografía de Tatum comprobamos que empezó siendo modelo y bailarín en anuncios y videclips, pero nada se dice de su supuesto paso por los clubs de strippers. Lo cierto es que su físico y el de sus compañeros de reparto, incluido un muy entregado Matthew McConaughey como dueño del club y maestro de ceremonias, parecen erigirse en el único pretexto, para deleite especialmente de mujeres y gays, de un espectáculo seudomusical en el que Tatum también exhibe sus dotes de bailarín y acróbata, como ya hiciera en Step Up y Street Dance. Por lo demás su guión carece de interés, sus situaciones son absolutamente predecibles conforme vamos conociendo a sus personajes, y el artificio se alarga demasiado para no llegar a ninguna parte. Poco podemos realmente imaginar cómo son las excelencias y miserias de estas personas que viven en y de la noche; más alcanzaremos a conocerlas viendo el programa de Tele5 Mujeres y hombres y viceversa. Por otro lado apenas hay trasgresión en una película que exhibe ciertamente culos, gestos obscenos y consumo de estupefacientes, pero con un tratamiento tan preocupado por lo políticamente correcto que resulta tan inofensivo en términos sexuales y escabrosos como un programa de Canal Disney. Para colmo de males ni siquiera destaca su banda sonora, una sucesión de canciones más o menos cañeras de inspiración y calidad muy mediocre.
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