Salón de los Tapices de los Reales Alcázares, sábado 27 de octubre de 2012
En un distinguido ambiente de casi estricta etiqueta arrancó el pasado sábado el sorprendente e inesperado Festival Plácido Domingo (Thaïs estaba ya programada de antemano), con el propio anfitrión entre los espectadores. De la mano de una exquisita organización asistimos a una memorable exhibición de música de gran calidad, por las piezas elegidas y por los intérpretes, entre los que destacó Pinchas Zukerman, una leyenda viva de la música en todos sus órdenes.
El americano-israelí vino acompañado de dos reputadas canadienses, su propia esposa, Amanda Forsythe, y la pianista Angela Cheng, miembros del conjunto de cámara con el que lleva deleitando al público desde 2002. Como es habitual en estos intérpretes americanos, a su impecable técnica no acompañó siempre una acertada intensidad emocional, a pesar de lo cual el nivel fue en todo momento alto.
La Sonata de Mozart, una galante conversación de salón, resultó dinámica, fresca y penetrante, con una atenta y bien ritmada Cheng y un delicado Zukerman, mientras el Adagio & Allegro de Schumann, originalmente para trompa, se benefició del violonchelo brillante y convenientemente ampuloso de Forsythe. Particularmente prefiero más agresividad, angustia y temperamento en el Dúo de Kodály, pero he de reconocer que la coordinación, el brío y la imaginación con la que los artistas acometieron la obra fueron dignos de los mayores elogios. En la segunda parte toda la gracia y el lirismo de Mendelssohn servidas por manos expertas y decididas, sin esfuerzo aparente y con un equilibrio extraordinario.Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 29 de octubre de 2012

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