Dirección Jonathan Dayton y Valerie Faris Guión Zoe Kazan Fotografía Matthew Libatique Música Nick Urata Intérpretes Paul Dano, Zoe Kazan, Chris Messina, Annette Bening, Antonio Banderas, Elliot Gould, Steve Coogan, Alia Shawkat, Aasif Mandvi, Toni Trucks Estreno en España 26 octubre 2012
Relegada a papeles secundarios en un puñado de películas (Happythankyoumoreplease, No es tan fácil, La vida privada de Pippa Lee), la nieta de Elia Kazan ha decidido dar el gran salto con su propio guión y producción, asegurándose así de lucir sus encantos, aptitudes e incluso aficiones, porque no puede ser casualidad que aproveche para demostrar que sabe hablar francés fluidamente, vestir en un estilo inconfundiblemente afrancesado e introducir en la banda sonora un buen puñado de clásicos galos, de Plastic Bertrand a Sylvie Vartan. Aparte de eso nos ofrece, de la mano de los exitosos realizadora y realizador de Pequeña Miss Sunshine, una simpática comedia cuyo argumento haría las delicias de Woody Allen, pero que inteligentemente la joven sabe llevar a un terreno diferente y no hacer como otros colegas de profesión, una mala imitación del genio neoyorquino. Lástima que esa misma inteligencia no aflore en un desarrollo más ingenioso de la trama, cuya base arquitectónica va decayendo conforme vamos intuyendo que no conduce casi a ningún sitio. Su argumento, entre lo real y lo fantástico, apunta muchas ideas sobre la pareja, la manipulación, el machismo, y sobre todo la dificultad de controlarnos a nosotros mismos y por supuesto mucho más difícil a los demás, por buenas que sean las herramientas con las que contemos para hacerlo. Lo más destacado cinematográficamente es que nos encontramos ante una comedia romántica ajena a cualquier detalle de mal gusto, algo tan de agradecer viniendo de una cinematografía que tan acostumbrados nos tiene últimamente a lo contrario. Puede que la chica haya aprendido algo de un entorno familiar tan cinéfilo y legendario, o sencillamente que tenga más dedos de frente que la mayoría de sus contemporáneos. Lástima que repita el esquema imperante en la última hornada de comedias americanas, convirtiéndose en un drama en su tercio final, pero en conjunto su afabilidad y simpatía se agradecen y disfrutan. Paul Dano contribuye con su cara de eterno pasmado a que empaticemos con la propuesta, mientras un atractivo plantel de secundarios, una guapísima Annette Bening y un simpático Antonio Banderas entre ellos, ayuda a digerir aún mejor esta agradable película de esas con las que se sonríe aunque no se ría a mandíbula abierta.
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