Título original: Paradies: Glaube
Austria-Alemania-Francia 2012 112 min.
Dirección Ulrich Seidl Guión Ulrich Seidl y Veronika Franz Fotografía Ed Lachman y Wolfgang Thaler Intérpretes Maria Hofstätter, Nabil Saleh, Natalya Baranova, Rene Rupnik
En la primera parte de esta trilogía sobre el Paraíso, también vista en este Festival, asistíamos impasibles a la desmoralización de occidente frente a un tercer mundo empobrecido al que solo miramos para satisfacer nuestras propias necesidades, bien sea a través del ejercicio de la caridad (auténtico alimento espiritual para miles de vocacionales) o, como ocurría en la cinta, del turismo sexual. Con esta segunda parte, Premio Especial del Jurado en Venecia, Seidl, con su particular precisión narrativa y estética a la hora de rodar, nos ofrece de una manera harto grotesca, pero terriblemente provocadora, un análisis sobre los fanatismos religiosos. Del musulmán ya se habla mucho y se limita a presentar arquetipos basados fundamentalmente en el machismo a ultranza. Pero del católico se fija en el suplicio, el sacrificio, la austeridad y, por supuesto, la castidad absoluta, así como una necesaria evangelización, siempre desde el punto de vista de la protagonista, de los inmigrantes fundamentalmente, a los que esta señora parece acusar de desvirtuar la rectitud moral de Austria, y por extensión de los países tradicionalmente católicos. La mujer vuelve a ser objeto en esta trilogía de debilidades, y en esta ocasión aparece sometida a una serie de aberraciones y situaciones a cual más grotesca, y por qué no decirlo también divertida, que provocan inevitablemente la risa.
LES MOUVEMENTS DU BASSIN
Francia 2012 90 min.
Dirección Hervé P. Gustave (HPG) Guión HPG y Thomas Walton Fotografía Reza Serkanian Intérpretes Rachida Brakni, Joana Preiss, Eric Cantona, Marie D’Estrée, Jérôme Le Banner, Ludovic Berthillot, HPG
Con su primera película abiertamente de ficción, el actor porno HPG (Hervé P. Gustave) se decanta por un estilo pretencioso y según quién lo mire artístico, algo que no es ni muchísimo nuevo, y que nunca en el pasado ha deportado a sus artífices, piénsese por ejemplo en un Andy Warhol o un Paul Morrissey, más que un interés para estudiosos de lo exótico. El esperma se convierte en protagonista en esta cinta que se pretende hipnótica; es la sustancia capaz de lo mejor (la vida) y lo peor (la enfermedad). Un vigilante nocturno, al que da vida el propio director, obsesionado por la lucha y un curioso paso que más de uno imitará en los corredores de su casa después de ver la película, y una mujer empeñada en tener un hijo, son los protagonistas de esta historia que solo va teniendo sentido muy avanzado su latoso metraje. Un film decididamente caprichoso y aburrido, abusivo para la paciencia del espectador y decepcionante porque ni siquiera sus propuestas estéticas merecen la pena. No vale ni como cine alternativo o radical, ni como experiencia extrema. Como curiosidad el ex futbolista Eric Cantona, en una nueva incursión cinematográfica tras La fortuna de vivir y Buscando a Eric, interpreta en la cinta a un proxeneta matón.
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